Como ya es costumbre en los encuentros internacionales, Trump repite el mismo mantra con un látigo en la mano: “Todo lo malo que hay en Estados Unidos es la culpa de otros, que todos los países se aprovechan de ellos y que con él en el poder, se terminará esa sinvergüenzura.”
Tras semanas de especulación, la Casa Blanca confirmó este sábado que Donald Trump asistirá a la Cumbre de las Américas que se celebra en abril en Perú y después visitará Colombia.
Será el primer viaje a América Latina del presidente estadounidense y estará marcado por la crisis venezolana. Perú no ha invitado a la cita continental al presidente venezolano, Nicolás Maduro, por el profundo deterioro democrático en ese país.
La Cumbre de las Américas, que reúne cada tres años a los líderes de todo el continente,
se celebrará en Lima el 13 y el 14 de abril. Tras su paso por Perú, Trump viajará a Colombia, uno de los principales aliados de Washington en la región. La visita tendrá lugar un mes y medio antes de las elecciones presidenciales colombianas que elegirán al sucesor de Juan Manuel Santos.
Desde que asumió el cargo hace más de un año, Trump se ha reunido con los líderes de los mayores socios estadounidenses en América Latina, como México, Perú, Colombia y Argentina. Pero
el republicano mantiene una relación ambivalente con la región por su desdén por los tratados comerciales multilaterales, su política regresiva hacia Cuba y su retórica antimigratoria. Este último ejemplo ha sido especialmente dañino en la relación con México, lo que ha hecho que su único encuentro con el presidente Enrique Peña Nieto fuera en los márgenes de la cumbre del G20 en Alemania en julio ante el rechazo de los dos a verse en la Casa Blanca.
El Gobierno estadounidense ha respaldado la decisión de Perú de no invitar a Maduro a la cumbre, que también ha amenazado con vetarle la entrada al país. Desde que Trump asumió la presidencia, en enero de 2017, Washington ha endurecido el régimen de sanciones contra altos cargos del chavismo y ha elevado el tono ante la deriva autoritaria de Maduro.
Esquivado Maduro, Trump corre el riesgo de cruzarse en la cita de Lima con Raúl Castro si el presidente cubano acaba asistiendo. El republicano ha recuperado la dialéctica beligerante contra el castrismo y, aunque no lo ha revertido por completo, ha congelado parte del deshielo diplomático con La Habana impulsado por su predecesor, Barack Obama.
Como en la Administración de Obama, el vicepresidente de Trump, Mike Pence, es el encargado de pilotar la relación con los socios latinoamericanos aunque
la región se mantiene lejos de las prioridades diplomáticas de la Casa Blanca. Pence visitó el pasado agosto Colombia, Argentina, Chile y Panamá. En febrero fue el turno del secretario de Estado, Rex Tillerson, que viajó a México, Argentina, Perú, Colombia y Jamaica.
Fuente: El Pais