Por: Eucadio Gutiérrez Solano  Profesor/Periodista

Últimamente se ha festejado hasta el cansancio la firma de 2 gobiernos regionales: Ica y Huancavelica, consistentes en la “siembra y cosecha” de agua, vociferando que el acuerdo firmado es como el milagro de Dios, que salvará a ambas regiones dando agua y forestación. Veamos algunos detalles objetivos.

Hace más de 4 años se endilgó al pueblo de Chavín con el mismo cuento. Que la siembra y cosecha de agua era la bendición de Dios, los campos iban a reverdecerse y los ríos tendrían agua como ocurre en la Granja Porcón de Cajamarca, promovidas por los hermanos Quispe. Con el tiempo lo dicho y hecho es un vil engaño en la sierra de Chincha, en todo caso, de trata de una equivocación mal planificada, porque la realidad chavinera es para espantarse. En dicho pueblo, un número considerable de plantas se han secado, no obstante que muchos comuneros, previo pago, regaban las plantas. Como la plata provenía de la mina, el despilfarro millonario no se tomó en cuenta.

El protagonista del cuento en el ex alcalde de San Marcos, ahora Director de Agricultura del Gobierno Regional de Ica, Néstor Mendoza Arroyo, quien apasionado y enloquecido con la idea de “sembrar y cosechar” agua, extendió su propuesta desde Chavín hasta otras realidades, como la Región de Huancavelica, convenciendo a muchos incautos- En Chavín prácticamente es un fracaso, para este propósito se ha invertido varios millones de soles, que no se sabe cuándo regresará, porque los gastos no guardan relación con la cuantiosa inversión. No es cuestión de desmerecer el sueño, sueño que ni siquiera en Cajamarca da resultado al 100 por ciento. Si fuera así todas provincias de Cajamarca estuvieran sembrando y cosechando agua, y tendrían lluvia permanente.

Lo curioso del caso es que la realidad ecológica de Cajamarca se diferencia abismalmente a la realidad física y ambiental de las regiones de Huancavelica, Ayacucho, Ica y Lima provincias. Mientras el suelo cajamarquino es húmedo y llueve con frecuencia, por ser una zona tropical, los terrenos de Ica, Huancavelica y Ayacucho son demasiadamente secos, y carecen de agua. Los expertos en suelo, así lo manifestaron en la misma a realidad. Se continuó en Chavín por obsecuencia y terquedad, además la plata estaba botada.  

Glodoaldo y Cilloniz hasta ahora siguen festejando.

  

“La siembra de agua” es hacer pequeñas represas o cochas donde es posible recolectar agua. En Chavín se han hecho más de 20 estancos, y hasta ahora su productividad calculamos, es algunos casos, es del 20 por ciento. Muchas fosas como la de Jatumpampa nunca llenó de agua, y su utilidad no pasó del 1 por ciento.  Es fácil engañar al pueblo llevar de pasantía a Cajamarca, y de igual forma a Chavín (Marcocancha), enseñando solo una pequeña extensión, ocultando donde el proyecto es un fracaso como el de Huirpiná.

El presente enfoque es en base a la realidad. Hace más de 50 años que estamos en contacto con la forestación. La forestación está en relación directa con las lluvias. Una cantidad enorme de plantas se han secado en la sierra de Chincha a falta de lluvias. De donde se desprende, que el agua es el primer problema. No hay lluvia, no hay agua.  Así de simple. ¡Qué siembra, ni cosecha de agua!  Si lo huancavelicanos se dejan engañar; bueno es el pueblo, lamentablemente.

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