Por: Luis E. Forero Medina Abogado/Especialista enSaluderecho |
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Como una política de Estado del VRAEM establecida en 2018, denominado “Estrategia Vraem 2021”, desde el 1º de enero se prevé que el territorio disfrute de completa paz: la alianza narcotráfico-guerrilla, que el gobierno denomina “grupúsculos subversivos”, que no son más que reductos de Sendero Luminoso que fue apagado hace cerca de tres décadas, habría llegado a su fin.
Hasta el 2012, el ámbito geográfico del VRAEM o Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro, caracterizado por baja rentabilidad de cultivos alternativos, bajos ingresos familiares, desigualdad, desnutrición, falta de electrificación, mortalidad infantil, narcotráfico, pobreza y terrorismo; estaba constituido por 32 distritos de 5 provincias distribuidas en 4 regiones (Ayacucho, Cusco, Junín y Huancavelica). Desde ese año se integró el río Mantaro.
La tarea pendiente del Estado peruano de la pacificación del Vraem, estaría culminada desde cuando el reloj anuncie el nuevo año, después de varias décadas de vicisitudes violentas en una zona que geográfica, social y políticamente es diferente a otra del Perú; incluso dentro de la propia región en que se subdivide. Esta franja siempre ha ameritado “un tratamiento especial”, que garantice una mejor calidad de vida de la población compuesta por más de 200 mil habitantes.
La situación en el Vraem se habría agravado durante la pandemia, periodo en el cual las invasiones a territorios indígenas o la mayor destinación de terrenos para cultivo de pasta de coca, al parecer aumentó.
El descuido estatal hacia la población del VRAEM, característica de los gobiernos de los últimos 30 años o más, se aúna a su condición geográfica de difícil acceso, inseguridad, escasez de vías de comunicación, falta de centros de salud y de centros educativos, por decir lo menos. El VRAEM està ubicado en los andes peruanos provisto de un relieve muy accidentado, en donde los ríos Apurímac, Pampas y Mantaro forman impresionantes cañones.
Desde el 2013 se tiene previsto dentro de la pacificación que se anuncia para el VRAEM, reemplazar el cultivo de coca por productos alternativos; reducir desde el 2021 los índices de desnutrición crónica infantil a 15.6%, y los de anemia a 20%; entre otros puntos.
Para responder por la seguridad de la zona desde hace tres meses se dispuso la conformación de un núcleo integrado por las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. Serían cosa del pasado la destrucción de laboratorios rústicos y sofisticados de coca en el VRAEM, los decomisos de la sustancia, capturas, los narcos ya no tendrán que esconder la coca, porque se va a sustituir por otros cultivos; en fin, se acabarán los erradicado res de plantas de marihuana en esa parte del territorio peruano.
Como ese proceso no es como “soplar y hacer botellas”, las sucesivas sustituciones de mando presidencial, han dejado de un lado planes específicos que incluyan otros factores mucho más transcendentales que extraer una planta de cannabis.
Según el INEI, la pobreza en el VRAEM es del 65%, que representa el doble del promedio nacional, mientras que la extrema pobreza es del 26.6% que viene a ser tres veces el promedio nacional.
La mayor frustración de los últimos 21 ministros del Interior ha sido pacificar el VRAEM. El general Carlos Morán Soto, ex ministro del Interior, al 2021 esperaba estar en el cargo para ver pacificado “el Vraem definitivamente”. Nadie sabe para quién trabaja, se dijo.
El gobierno de transición de Sagasti no se ha pronunciado acerca de la importancia que para la paz tiene el inicio del glorioso año 2021 para el Perú, esto es la pacificación del VRAEM.
@luforero4 |
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