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Por: David Auris Villegas - Escritor/Pedagogo
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Más allá de románticas promesas como la de seguir alguna dieta, cambiar el mundo o encontrar nuestra pareja ideal en la web; aceptemos el reto 2019, aprovechando la maravillosa oportunidad que nos invita la vida, la de escribir a plenitud; extraordinarios momentos como nos sea posible, recorriendo los insospechados senderos provisto de coraje, determinación, amabilidad y ataviado con exquisito humor.
Y si al caer la tarde resbalamos por una leve distracción, o caemos preso de la vana apatía, aún resta 359 oportunidades para empezar motivado el día con intensa alegría, enamorándonos de nuestra actividad cualquiera sea ésta, como el soldado extraño, oteando el horizonte y colmado de esperanza, encumbraremos nuestras miradas repleto de optimismo haciendo que todo sea posible.
Si nuestro ánimo se ve acometido por la rutina laboral y la mundana torpeza, la embelleceremos, ayudando a los demás, con esa fe inquebrantable, sin causar daño a los demás, fortaleciendo nuestros músculos como el águila y seremos detallista con la madre naturaleza, cultivando jardines regalaremos flores a un desconocido y a nuestra madre tierra a donde, alguna tarde impensada volveremos a sus brazos, para reposar eternamente.
Si alguien vulneró nuestra morada emocional, como dijera Abraham Valdelomar, sin desmayo, continuemos construyendo la patria de nuestro ideal fraterno y libre, desde nuestro puesto de batalla con integridad placentera, prescindiendo retribuciones de los demás; pues cada actividad humana es tan valiosa e importante ya que ocupamos un espacio en el cosmos que permite meditar al acostarnos o despertarnos para reescribir nuestro misterioso destino desenmascarado al caer la noche.
Sin importar haber llegado tu media naranja u otros hayan rasgado nuestra vestidura, agradezcamos a Dios por vivir un día más y echémonos a construir una familia basado en el amor, fidelidad y la comunicación sincera, desechando el ayer como la prédica cristiana, convirtiéndonos en extraordinarios padres, excelentes hijos, inolvidables amistades, estupendas parejas, incomparable hermano, respetuosos colegas, tolerante ante los errores humanos, bajo una energía bondadosa y lo más importante, no remar contra nosotros mismos, como invocaba el viejo Whitman.
Si flaqueamos nuevamente por alguna tontería y no acertamos ser feliz al mediodía, sigamos soñando y no te espantes o lloriquees o maldigas al mundo, sencillamente riámonos de nosotros mismos alejando la ira irracional, porque significa que estamos haciéndonos más fuertes, para volver a empezar al rayar la aurora como el solitario trébol que abre sus hojas al saborear la escarcha de la vida o simplemente, imaginemos nadando al lado de un Delfín por los mares del mundo.
Añorando imágenes mágicas de la aldea donde nací, y rompiendo definitivamente mi triste pasado, recuerdo a Bush padre, cuando apelando a su fino humor e inteligencia esgrimía que, seamos un lucero más amable en la vida.
Amable lectores y lectoras, lejos de oscurecer otras vidas este 2019, hagamos de nosotros un testimonio viviente, ¡Un gran ser humano!