La partera, personaje clave de la salud primal desde la noche de los tiempos, pierde su lugar para ser remplazados por la profesionalización extrema de la práctica medical moderna. Su expresión más emblemática es el crecimiento exponencial de las partos por cesárea a nivel planetario.
Por: Luis E. Forero Medina Abogado/Especialista enSaluderecho |
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Con ocasión del 200º aniversario del nacimiento de Florence Nightingale (1820-1920), precursora de la enfermería profesional moderna, la Asamblea Mundial de la Salud declaró el 2020 como el Año Internacional del Personal de Enfermería y de Partería, calificados como el trabajo más gratificante del mundo por las vitales funciones que cumplen con toda la población, especialmente madres, niños, personas de la tercera edad, población vulnerable y en condición de discapacidad.
Sus nobles funciones abarcan tanto a la familia como a las personas en particular, y por lo general es el único personal de sanidad que se encuentra en determinados sitios aislados territorialmente, previniendo enfermedades al aplicar vacunas, atendiendo enfermos, dispensando atención a las mujeres en el embarazo, parto y el puerperio, atendiendo al recién nacido, suministrando consejos de salud, cuidando personas mayores y estando presente en emergencias, en tanto llegan los galenos o especialistas. Lo anterior, muchas veces venciendo obstáculos geográficos o culturales, pero sobre todo la indiferencia estatal para aumentar el número de enfermeras y enfermeros, casi siempre mal remunerados.
A nivel global, el 70 por ciento del personal sanitario y social està integrado por personal femenino. Las enfermeras y parteras son una parte considerable de esta cifra.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calcula que en 2030 habrá una escasez de nueve millones de enfermeras y parteras en el mundo, sector que representa cerca del 50% de los trabajadores sanitarios del mundo, “a no ser que se actúe de manera radical”, dando un “paso al frente” y actuando decididamente en ese sentido.
En el Perú el número de habitantes por cada enfermera ha disminuido considerablemente; mientras en 2009 en total era de 535, en 2017 bajo a 368. En Ica en 2009 había 438 enfermeras, bajando en 2017 a 252, y en Huancavelica en 2009 eran 782 y en 2017, se contabilizaron únicamente 526 enfermeras, según el Inei (El Instituto Nacional de Estadística e Informática).
El Perú, Colombia, Chile, Argentina, Bolivia, Paraguay y Brasil continúan sin ratificar el Convenio 149 de 1977 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre el personal de enfermería. Ecuador fue el primer país del mundo en ratificar dicho Convenio, el 11 de junio de 1978.
En Colombia la enfermera más destacada fue la señora María Currea Manrrique.
“Cuando las parteras son capacitadas y cuentan con el apoyo necesario, pueden brindar una atención compasiva, respetuosa y atenta a las características culturales que una mujer necesita durante el embarazo y el parto dentro de una comunidad,” comentó el Dr. Babatunde Osotimehin, Director Ejecutivo del Fondo de Población de las Naciones Unidas.
“El personal de enfermería y partería es la columna vertebral de todos los sistemas de salud; en 2020 alentaremos a todos los países a que inviertan en el personal de enfermería y partería como parte de su compromiso con la salud para todos”, dijo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS.
@luforero4 |
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