En EL DISTRITO |

A propósito de la presentación del libro "Huachos" en Chincha, cuna de campeones

"Debo confesar que soy un ferviente admirador de su prosa. Él, como nadie, ha sabido retratar con acierto y entusiasmo muchos de los motivos que afloran en su pueblo".

Victor Salazar Yerés, es un escritor chinchano, amigo de tertulias de Ferrer. El nos entrega sus impresiones sobre nuestro escritor huachino. Cortar la mañana es una costumbre tradicional huachina ya sea con pisco o mistela. Felix Martinez, el popular Chito prepara una buena mistela. Pedidos al cel: 956660942. Esta ubicado en Tupac Amaru Zona A frente a la Placita, Pueblo Nuevo - Chincha.
Victor Salazar Yerés, es un escritor chinchano, amigo de tertulias de Ferrer. El nos entrega sus impresiones sobre nuestro escritor huachino. Cortar la mañana es una costumbre tradicional huachina ya sea con pisco o mistela. Felix Martinez, el popular Chito prepara una buena mistela. Pedidos al cel: 956660942. Esta ubicado en Tupac Amaru Zona A frente a la Placita, Pueblo Nuevo - Chincha.

 

Por: Victor Salazar Yerés, escritor - Chincha Alta

 

Las primeras noticias que tuve de Ferrer Maizondo Saldaña fueron a través del grupo LITERATURA CHINCHANA en abril de 2021. No hacía mucho que el autor había empezado a compartir sus historias y, prontamente, me quedé fascinado con su prosa risueña, plástica, y tan llena de motivos.

 

Lo primero que leí de él fue su brevísimo «Caqui», un texto narrado muy a la usanza costeña, cargado de humor, y de cuyo escenario se desprendían las sutilezas de osados símbolos. Desde ese momento estuve expectante por sus nuevas entregas, las cuales fueron llegando con celeridad y generosa sapiencia.

 

Ferrer es un escritor prolífico. Y sus recuerdos lo llevan a narrar hechos y circunstancias situadas, tanto en las costas de Chincha como en las sierras de Huancavelica. En estos dos años de permanencia, se ha convertido en uno de nuestros miembros más activos y sus crónicas han despertado, en propios y extraños, el mágico interés por la ilusión, el viaje y la alegría.

 

Todo ello justificó que una mañana de agosto nos encontráramos en su casa; en ese breve y feliz momento conversamos sobre el oficio de escribir y sobre algunos colegas y universos comunes. La conversación —como es natural en dos cronistas— nos llevó hacia tierras lejanas: Lircay, Huancayo, Huancavelica; y acompañados de media botella de pisco, cortamos la mañana —«Chiri manchachi», como dice él— y nos supimos vecinos y, cómo no, amigos.  

 

Debo confesar que soy un ferviente admirador de su prosa. Él, como nadie, ha sabido retratar con acierto y entusiasmo muchos de los motivos que afloran en su pueblo. Pienso que esto es sumamente importante, ya que, como escritor, no solo irradia amor por el terruño sino interés político sobre el oficio. Gracias a él «conocemos» al detalle a sus personajes, aquellos que son mencionados con todo el salero y la nostalgia que nos faculta el género.

 

Pero no todo es nostalgia en la prosa de Ferrer, también están presentes el fervor del baile, la heroicidad de sus compueblanos y el coraje por sus cambios sin sentido. Del silencio suscitado por los flujos migratorios, brota también la rabia y la desesperanza; pero esto no es más que desengaño amoroso: rasgo distintivo en quien ha vivido amando a su distrito.  

 

Tras la lectura de sus textos nos quedamos curioseando por el valor de sus vocablos. Un sabor a deuda se nos queda a quienes fungimos de viajeros repentinos. En su prosa hay marcadas dosis de poesía y una cadencia que subyuga, que transporta y mimetiza. La crónica es uno de los géneros híbridos más interesantes y urgentes. Quizá de allí provenga mi admiración por Ferrer Maizondo y su increíble capacidad para recrear cuadros vivos.

 

El distrito de Huachos no es un lugar ajeno para mí. Esta es la tierra de mis suegros, de mi finada esposa, y creo que también la de mis hijos. En sus calles y plazas dejé regados algunos de mis momentos más memorables. Con mistela en mano, prometí muchísimas cosas al Santo Patrón, las cuales cada septiembre, por cuestiones de trabajo inapropiadamente olvido.

 

Espero que, con esta nueva entrega, de la cual me siento parte, Ferrer Maizondo logre alcanzar bondades para mí y que muchas otras les sean concedidas para beneplácito de sus familiares y amigos.

 

Chincha Alta, agosto 2022.

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