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¿Saben? A veces la barbarie puede alimentar nuestra imaginación como leerán enseguida.
Al sobrevivir del mortal abrazo del coronavirus, me acerqué al frontis de la universidad, donde soy un profesor que suelo pasar desapercibido. El extraño portero con sus dientes de habichuela, viendo mi boscosa cabellera, me confundió con un arlequín, descerrajándome un estridente portazo.
Esa ingrata confusión y bárbara actitud, cuando mi vida empezaba a decaer, resucitó mi aventura literaria.
Como no quiero vivir de páginas amarillas, gracias al desliz del humilde portero, apenas retorné a mi reducto, esbocé un arlequín feliz con dientes de habichuela, sonriendo a las estrellas de mi pueblo.
© David Auris Villegas. Escritor y pedagogo peruano. Teórico de la educación para el desarrollo sostenible.
@davidauris |
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