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Por: Esteban Saldaña Gutiérrez - Ingeniero Industrial
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Donde te encuentres; sea en el sin fin del universo, sea en la dimensión que aún desconocemos, sea al lado de Dios y su corte Celestial, sea en los estados insondables de la naturaleza, que mi saludo, por este día simbólico, día del padre, llegue hasta allí, donde te encuentres.
Si es como dicen los estudiosos y eruditos, te habrás vuelto a encontrar con don Anselmo Vidalon Fernández y su esposa la señora Toribia Quispe, tus bisabuelos, quienes uniendo sus vidas y propiedades, formaron una hacienda que abarcaban tres distritos, San Juan de Yanac, San Juan de Castrovirreyna y Tantará.
También lo habrás visto a don Fructuoso Gutiérrez Violeta y esposa Paula Vidalon Quispe, tus abuelos. En vida no conociste a tu abuelo, pero si a tu abuelita Paula, la mamá más buena que he tenido, decías refiriéndote a ella.
Lo habrás visto a tu padre, a don Desiderio Saldaña Tovar y a tu mamá, mi abuelita, Victoria Gutiérrez Vidalon. Casi no te acuerdas de tu papá, porque trabajando la toma de Chuimacc encontró la muerte, cuando aún eras muy pequeño. Pero sí de mamá Victoria, aquella linda viejecita que nos llamaba, para prender la luz eléctrica de su dormitorio o enhebrar el hilo en la ajuga. A ti te decía Estebancito, con tanto cariño que me conmueve hasta las lágrimas.
Fuiste el último en llegar. Primero fue mi tío Mamerto, tu hermano, por quien llorabas cuando estabas “animado”, lo llamabas, Mamertito, Mamertito y te dormías llamándolo. Después fueron mis otros tíos, mi tío Manuel Saldaña Flores, de andar descuidado como el primo “Dichi”; luego el tío Domingo, el benjamín de la familia, asentado en Arma, profesor reconocido y de gran trayectoria, de voz pausada y reflexiva; tío Eduardo, el más centrado de la familia, profesor emérito; Luego mi tío Antonio, de nervios crispados, no aguantaba pulgas; también mi tía Florita, a quien la querías y la apreciabas, Florita, le decías y hacías lo que ella te decía; Mi tío Damián, te habrá recibido con su voz de trueno y su risa franca; mi tía Julia, Julita, como la llamabas, quien la cobijo por años a mamá Victoria en Palca.
Te habrás vuelto a encontrar con tu suegro, don Nicolás Gutiérrez Vásquez, con tu suegra, señora Concepciona Violeta Guillen. De la trayectoria de papá “Nico” sabe más la prima Rosita, a quien le profesabas gran estimación.
En fin padre, la lista es larga, de tus primos, amistades, en fin de todos que ahora habitan en ese lugar al que todos llegaremos y entonces nos volveremos a encontrar y miraremos el pasado y tal vez el futuro. Donde tal vez se pueda viajar a la velocidad de la luz en el universo todo y traspasar las dimensiones misteriosas de nuestra alma.