Por: Esteban Saldaña Gutiérrez Ingeniero Industrial |
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Un carismático octogenario se acercó al carguyocc y le dijo que a pesar de lo mucho que ha vivido y que la tumba ya lo viene reclamando, nunca había visto una fiesta de esta naturaleza y de esta magnitud. Y efectivamente eso ha sucedido.
Cuatro magnificas y afamadas bandas musicales, compuesta por 28 profesores cada uno, elegantemente uniformados. Dos conjuntos musicales vernaculares, el Diamante Andino y los afamados Olímpicos de Huancayo, con Juanita del Rosal, la voz cristalina de los manantiales, como vocalista principal. Dos conjuntos de música tropical, Nilder Ore y Clavito y sus chelas, con sus bailarinas “jala pupo”, se encargaron de animar toda la fiesta, de inicio a fin.
Fuegos artificiales, castillos de distintos tamaños y formas, bombardas de múltiples colores y destellos, alumbraban el cielo Tantarino. El humeante ponche y el traicionero y oloroso chamiscol se sirvieron, siguiendo nuestras costumbres, en las dos albas y en las dos vísperas.
El desfile cívico militar, en esta ocasión, como nunca había sucedido, tuvo el acompañamiento de los danzantes de tijeras. Gallardos, impávidos, nuestros escolares marcharon, llevando su estandarte. Las señoras de los vasos de leche. Los representantes de las entidades públicas se unieron al desfile. Marchar con cuatro bandas no es poca cosa.
El toro-toro, con su huaccra y su tinya, recorrieron el pueblo con su “toro bravo”, sus pléyades de capadoras y el harawui, que con voz finita interpretaban la familia Torres, inundando Tantará a las tres de la mañana.
El gran banquete, así con todas sus letras, se sirvieron, como dicen, a grandes y chicos, a conocidos y desconocidos, sin ningún tipo de distinción, ni discriminación.
La presentación de los equipos deportivos, en la pampa florida, me transportaron a épocas pasadas, que solo eran recuerdo, nostalgia. Equipos tan lejanos como de San Juan de Yanacc, de Ticrapo con su alcalde a la cabeza, de San Juan de Castrovirreyna, del propio Tantará, disputaron ardorosos partidos de fútbol, es que el premio era muy atractivo. Igual en vóley, se jugaron sudando la camiseta.
Así pasó y transcurrió la fiesta patronal del 08 de septiembre, hasta que llego el día de la despedida.
En la plaza de armas nos logramos reunir poca cantidad de gente, que cabizbajos conversaban o bailaban. Vámonos dijeron. Las cuatro bandas formaron como cuatro pelotones. Los mayordomos adelante, cogidos de la mano, resignados por una triste despedida, sin pueblo que lo acompañe. Chaynachique canja, (así será) dijeron, suspiraron fuerte y ordenaron la partida.
La banda empezó con nuestro himno, Tantará pueblo querido, en tono de pasacalle, composición y letra de don Héctor Gutiérrez Violeta. Salimos y las tenues luces alumbraban nuestro paso y la hacía más solitaria aún. No había ánimo para nada, ni esquinazo, ni nada. Se continuó. Cruzamos medio pueblo, divisamos Salla-Salla y pudimos observar sombras y más sombras y grandes sombras …… que dijimos. El pueblo generoso se había reunido en ese punto para recibir con toda la euforia a nuestro carguyocc y darle una bien merecida despedida. Fue lo mejor que pudo pasar.
Rostro s agradecidos, abrazos efusivos, discursos de despedida. Que gesto más bello. Ahora si, todos cogidos de la mano, pueblo entero y carguyocc, en ronda y al son de las mulizas, nos dirigimos hacia morro. Jaccha, jaccha, coreaban. Esquinazo, esquinazo, decían. No fue fácil despedirnos de esta gran fiesta. Gruesas lágrimas surcaron algunos rostros. Se recrudecieron los abrazos y los agradecimientos, no era para menos. Por fin se escuchó un huatancaman (hasta el otro año) hermanos, acompañado de incesante fuegos artificiales. Huantancaman, coreo la multitud. Así llegó a su fin esta grandiosa fiesta patronal.
Hubo también quienes pretendieron enturbiar esta magnífica fiesta, lanzando panfletos desde la trinchera de su cobardía. Es que las víboras de pantalón, creen que todos son de su condición y que la única manera de hacer dinero es apelando a las malas artes. No señor. Conozco empresarios, hasta de mi entorno muy cercano, que manejan millones de soles y son muy honestos y este magnánimo gesto de desprendimiento, de un hermano nuestro, Tantarino por donde se le mire, no merece este tipo de situaciones. Felizmente, nuestro pueblo es sabio y ha sido muy generoso con el carguyocc y le mostrado todo su agradecimiento, desagraviándolo y condenando a esas hordas retardatarias a que se consuman, solitarios, en sus odios y sus mentiras.
Esta gran fiesta no solo trajo alegría, baile, diversión. Sirvió también para renovarse juramento de amistad. No solo eso, cupido, apostado en nuestros cerros tutelares, sobre todo desde Patará, lanzaba incesante flechazos de amor.
También añejos amores, insepultos, aquellos que lograron sobrevivir al paso del tiempo, las vicisitudes y sortearon las adversidades; aquel amor que su vida, por años, pendía literalmente de un finísimo hilo, ahora renacía como el ave fénix, desde las cenizas, llenas de vigor, cuajados como el roció matinal de Bécquer, llenas de esperanza y de fe.
Gracias Alex Violeta Torres, gran carguyocc, por todo lo que nos has hecho vivir, la Natividad de la Virgen María y el Perpetuo Socorro te llene de bendiciones, te mereces ser nombrado hijo ilustre del pueblo de Tantará, nuestra perla escondida en los andes.
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