Por: Eucadio Gutiérrez Solano  Profesor/Periodista

El 15 de mayo de 1998, época del apogeo del todo poderoso, entonces, alcalde de Chincha José Navarro Grau, escribimos un artículo intitulado “Periodismo, navarrismo y corrupción” en nuestra columna “Con Tinta en las venas”, que tiene plena actualidad, por lo que publicamos para el conocimiento de la colectividad.

“Chincha más que cualquier otra parte del país presenta un mal crónico en el campo de la prensa. Tiempo, en que nace el deseo de hacerse periodista, por el complejo de “PERIODISTITIS”, por amor a la plata y defender al amo con garras y muelas, presentando el cuadro clínico: de creerse “periodista” y ser dueño de la verdad; padecer de ceguera y sordera; cuando la circunstancia les conviene; ser adulón y servil; poseer el alma del diablo, siendo sinvergüenza a carta cabal, y finalmente ser un perfecto limosnero navarrista, servil a toda “honra”. 

“Vergüenza y da asco ver a estos personajes disciplinados y forjados con la plata mal venida, que corresponde al pueblo; que delante del micrófono grita a todo pulmón como “charlatanes de la parada”, que de sus voces salen eructos pestilentes que enferman a los niños y personas ingenuas, formando así seguidores psicópatas, y alma de Caín”. 

“ Estos, engrosan la fila de los mercaderes de la pluma y del micrófono, los que, como los batracios sufren metamorfosis. Un día critican y el otro día lo aplauden, dando un giro de 360 grados; un día están con Dios, y al día siguiente están postrados ante satanás, vale decir cambian de parecer de un día a otro, en función a la plata, a la coima, al silencio y complicidad”.

“Esta lacra que en la actualidad ha convertido en un “oficio”, en una “profesión”, lo que se atribuían comunicadores sociales o periodistas del corralón. Ellos debían llamarse: “coimeros profesionales”.

“Los coimeros profesionales pululan como parásitos por las calles y las plazas, extendiendo sus manos a las autoridades, candidatos y empresarios, solicitando, cual limosneros, unas cuantas monedas, como pago humillante por su servilismo y adulonería barata”

“Lo más triste es que estos coimeros profesionales” tienen el cuajo de mentir y engañar a los niños y personas de poca preparación, haciéndose pasar como moralistas, los gladiadores del pueblo, abanderados de la verdad y de la justicia, cuando en el fondo son los más sinvergüenzas que existen”.

La mayoría de los “coimeros profesionales” vio al alcalde provincial José Navarro Grau, como el “taita Dios”, el hombre que nació en cuna de oro, de personaje todo poderoso,  el que le avienta un pan a cada perro hambriento, hasta se quitan, para luego lamer las manos de su amamantador, que sabe muy bien que se trata de sus mascotas, que se ocupan de ladrar y maquillar su alcaldía”.

Estos “coimeros profesionales” no conocen la ética periodística, ni practican la moral ni las buenas costumbres. Son los prototipos de la corrupción, engendros de demonio, y es la “escuela de la podredumbre”.

Con Navarro Grau estas lacras se multiplicaron, convirtiéndose en mercenarios de la prensa: los heladeros, taxistas, zapateros, profesores cesantes, keroseneros, drogadictos, vagos; vale decir, toda la pandilla de sinvergüenzas, personajes sin trabajo y oficio conocido. José Navarro Grau, para tapar sus latrocinios, necesitaba la presencia de los mercenarios, bajo la tutela de una pandilla familiar acostumbrada de vivir de la corrupción, que se había hecho dueño del municipio.

“Mientras existan los “coimeros profesionales”, Chincha seguirá siendo un pueblo donde campea la corrupción, y las autoridades harán lo que quieren. Es hora de luchar.
 
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