Alianza Lima, el largo viaje de la Nación Aliancista
El 8 de Diciembre desde la tragedia de 1987 es un hito en la historia de la Nación Aliancista.
Por: Oswaldo Carpio Villegas
El 8 de Diciembre desde la tragedia de 1987 es un hito en la historia de la Nación Aliancista. Es el día que se conmemora el momento en que una generación de jóvenes peruanos, pobres y de un gran espíritu de lucha, mueren y algunos desaparecen físicamente para resucitar cada año en esa fecha. La Nación Aliancista recuerda, llora, celebra y se alegra porque esa joven generación de futbolistas creativos y creadores, resucitan y vuelven a saltar a las canchas en el corazón blanquiazul de millones de peruanos en el territorio y en todo el mundo.
¿Cómo comprender que un club de fútbol en el Perú tenga una historia que comienza un 15 de febrero de 1901 y que haya sobrevivido al secuestro por décadas por dirigentes inescrupulosos y corruptos, personas indeseables que sometieron al Club del Pueblo, lo robaron y saquearon, lo llevaron a la ruina y, sin embargo, ese pueblo sigue luchando con aguerrida fe y gozando el hecho de ser aliancista y de alcanzar en cada instante y, al finalizar cada año, la gloria esquiva?
Alianza Lima nació en un barrio humilde de Lima. Un barrio formado por inmigrantes italianos, chinos, blancos pobres, “cholos”, mestizos que imitaron a los ingleses del Lima Cricket que jugaban fútbol en la ciudad. Copiaron las reglas pero le dieron una forma diferente. Los años y los cambios en Lima mudaron al Club al popular distrito de La Victoria en donde echó raíces. Al origen limeño se sumó en los años 30, el carácter popular en un país dividido entre ricos y pobres. Una década más tarde, como en la época de la esclavitud, algún dirigente decidió traer a los “negros” de Chincha en camiones y, por unos soles más, hacerlos jugar en el club que ya era popular. Al origen limeño, al carácter popular y al barrio de La Victoria se sumó a los afroperuanos que le imprimieron el sello definitivo: el juego alegre, elegante, musical y dancístico, cadencioso de la música, el canto, la danza del andar moreno.
Esta simbiosis cultural-popular que se mantiene pero que ha ido diversificándose con el paso del tiempo incorporó al Señor de los Milagros, la gastronomía peruana costeña y afroperuana.
Alianza Lima ha sido como una semilla abierta capaz de ir sumando a su ADN todo lo popular, lo bueno y lo malo, la fe, la mística pero también la violencia. La alegría, el drama pero también la tragedia. La exaltación de la vida pero también la muerte. Pero, como en el largo viaje de un pueblo y de una nación, la muerte estuvo unida a la resurrección.
Alianza Lima es el pueblo vivo, desplegado, abierto y luchador ante los nuevos desafíos.
Alianza Lima no es un simple club. Es una nación. Es la Nación Blanquiazul capaz de incorporar a todos.
Desde los espantosa década de los 80 en adelante, Alianza Lima sufrió las peor crisis. Los jóvenes pobres, los negros y zambos, los mestizos pobres se acercaban a Alianza Lima a jugar porque era el camino para salir de la pobreza, ganar dinero, comprarle una casa a la familia, ahorrar, obtener la gloria y tener un nombre propio en el firmamento. Ser alguien, tener una casa, una camiseta, una bandera, una música, una religión.
Alianza Lima es una nación que es, en sí misma, una religión popular. El que se une a Alianza Lima se une a códigos: intimidad, solidaridad, alegría, fiesta del pueblo, sacrificio, llanto, esperanza, fe y corazón para ganar, derrotar la pobreza, superarse, ser alguien.
La tragedia fue el 8 de diciembre de 1987, el peor lustro del siglo XX en el peor gobierno de la historia del Perú: corrupción generalizada y desvergonzada, terrorismo, demagogia, populismo, informalidad, pérdida absoluta de valores, mentira profesional, manipulación y más mentira, más violencia y más corrupción.
La muerte de los jóvenes jugadores de Alianza Lima no fue casual; fue el resultado de la presencia del mal que se abrió paso y se materializó en un piloto de avión sin experiencia y con mala capacitación; una actividad deportiva no profesional; el incumplimiento de los horarios; la ausencia de liderazgo; la decadencia en todo orden de cosas.
Alianza Lima ha sido secuestrado y está secuestrado hoy porque los que lo dirigen no saben nada de fútbol, son improvisados, buscan ganar dinero pero no entienden ni sienten a la Nación Aliancista como la mayor parte de los políticos no entienden, no sienten y no aman al país.
En el largo viaje, Alianza Lima se ha convertido en una Nación en todo el territorio nacional. Primero fue Lima. Más tarde Chincha, Cañete y después todo Ica. Saltó a la Amazonía peruana en donde Alianza Lima es mayoría siempre. En el Norte, en el Centro y en el Sur, Alianza Lima ha echado raíces, ha crecido y sus acentos y cánticos no son sólo limeños. La música afroperuana que se mantiene ha dado paso a la cumbia y a otras expresiones musicales del país.
¿Cómo ha sido posible que un club limeño se haya convertido en el Club, la identidad, el referente de la mayoría de peruanos? ¿Cómo es que Alianza Lima pasó de ser el club del pueblo o la alegría del pueblo para crecer en todos los sectores sociales?
¿Cómo es que este Club Popular en su largo viaje ha logrado sobrevivir a todas las maldades inimaginables, organizadas, promovidas y ejecutadas por “dirigentes” de la peor calaña que uno se pueda imaginar?
Alianza Lima ha sobrevivido a todo y seguirá porque es una Nación, un símil, una expresión del Perú. Porque así como Alianza Lima ha estado secuestrado por una casta de dirigentes corruptos y hoy se encuentra secuestrado por la SUNAT, es decir, el Estado; el Perú, también, ha estado y está secuestrado por una casta de políticos corruptos que dicen amar al Perú y, sin embargo, lo saquean y maltratan con saña.
Este 8 de diciembre de 2015, la Nación y el pueblo aliancista, ha conmemorado a sus mártires. El Perú, empieza una batalla para librarse de una casta corrupta que ha gobernado al país sometiéndolo y saqueándolo. La libertad y la democracia no son plenas cuando la ley no impera, el Poder Judicial está dominado por la corrupción y el crimen organizado y los antivalores se expanden como dañando a los jóvenes y a la sociedad.
El renacimiento de Alianza Lima es el renacimiento del Perú en este largo viaje por afirmar la libertad, construir democracia, darle una esperanza verdadera a los jóvenes, acabar con la casta de dirigentes corruptos y abrir un camino de esperanza para todos, especialmente para los jóvenes no contaminados por el mal. Diciembre 8, 2015