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Por: Esteban Saldaña Gutiérrez - Ingeniero Industrial |
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El año 2007 un terremoto de grado siete sacudió varios departamentos del sur-centro del país, dentro de ellos Huancavelica y Castrovirreyna. Por vez primera pude ver y sentir la impotencia de mi señor padre, quien siempre había sido para mí un héroe y un ganador, a pesar de las contrariedades de la vida.
La imponente Iglesia tantarina fue derruida en su parte frontal, la más vistosa, la emblemática, aquella construida con piedra labrada, hecha a mano por don Isidro García. También la parte interna, su hermoso altar, de estilo barroco, sus cuadros con marco de pan de oro, el pulpito de madera de pino, todo fue destruido. Las paredes de la Posta Médica sufrieron serias averías y rajaduras, privando a la población del elemental servicio médico. Las casas destruidas o semidestridas. La población tuvo que guarecerse en carpas, enviadas por Defensa Civil.
Para hacer frente a esa desgracia, el gobierno central de Alan García creo FORSUR, entidad que en una primera etapa desembolsó, en promedio, la suma de veintidós millones de soles (S/. 22'000,000.00) y encargó a la Municipalidad Provincial de Castrovirreyna su administración. Una rapiña de ladrones, encabezados por el alcalde provincial Mario Encarnación López Saldaña (de ese entonces), agradeció al demonio por el terremoto e idearon la manera de cómo hacerse con ese dinero.
Primero “identificaron” los daños. Los caminos de herradura y trochas carrozables fueron los primeros de la lista. Allí se fueron casi doce millones de soles. Luego destinaron cerca de tres millones de soles a los colegios. De allí otros cerca de dos millones para agua y desagüe. Siete millones para postas médicas. Así fue, más o menos, el destino que proyectó la Municipalidad Provincial de Castrovirreyna.
“Respecto a la forma de como “tirarse” ese dinero fue más sencillo. La legislación aprista, tan inclinado al latrocinio, creo una figura de “licitación de emergencia”, saltando importante vallas de fiscalización. La mesa para los ladrones estaba casi servida. Empresas “amigas” y de fachada, por supuesto que las había, que de manera redundante y sospechosa venían ganando licitaciones.” |
Teniendo una forma de licitación a la medida de sus protervos intereses y contando con empresas, amigas y otras de fachada, por supuesto que proclives a la corruptela, solo quedaba la forma de como robarse el dinero, de la manera más rápida. ¡Aja!, los ladrones de toda la vida, aquellos que habían acompañado al alcalde en todas sus correrías por Huarochirí y Yauyos, tenían que mostrar su mejor habilidad y claro que lo encontraron.
Las bases de las licitaciones, que luego pasarían a formar parte del contrato, fue la piedra angular, de toda la ladronería. Primero, permitieron que las cartas fianzas, aquella que en teoría garantiza que la empresa ganadora cumpla a cabalidad con la obra (ya es mucho decir en el caso de los caminos de herradura) provengan de cualquier entidad. Es decir si la Municipalidad detectaba incumplimiento podía recuperar el dinero entregado, cobrándose la carta fianza. Pero si esta carta fianza no tenía garantía, es decir no tenía dinero, simplemente la municipalidad no recuperaba nada. Como efectivamente sucedió.
Segundo y con esto si garantizaba un robo mayor y “legal”. Las bases de la licitación permitía a los contratistas pedir adelantos de hasta el 60% de la obra (quiere decir, si la obra costaba cinco millones de soles, el contratista podía pedir hasta tres millones de soles) sin ningún tipo de garantía, sin carta fianza, sin cheque de gerencia, sin nada. Los contratistas, reitero, que formaban parte del cogollo del alcalde, pidieron el 60% del contrato y simplemente desaparecieron con todo ese dinero. Para maquillar las cosas y que no sean tan evidente el robo perpetrado, los pseudos contratistas colgaban cartelitos en las obras, llevaban pinturita, como dicen “hacían finta” y luego desaparecían.
“Ese fue el modus operandi de la ladronería mas grosera e inescrupulosa jamás vista y jamás investigada a nivel procuraduría, fiscalía o judicial. ” |
De esa manera se robaron los veintidós millones de soles y luego aparecieron como los nuevos ricos, subvencionando campañas electorales de todo tipo, incluyendo las presidenciales, como la de PPK, que en retribución nombró a prefectos de toda laya en Huancavelica.
>>>>>>>>>Leer también: Informe de la Comisión Anti-Corrupción del distrito de Tantará (Castrovirreyna)
Estos ladrones, que merecen el infierno de Dante, no tuvieron reparos, ni límites. Un solo caso, la del Centro de Salud de Tantará. El alcalde provincial de ese entonces - un notorio Tantarino, no por su filiación o principios, sino por sus fechorías – dispuso cinco millones de soles para la reconstrucción de la Posta Medica. Hizo que ganara la licitación una empresa de su entorno, solicitó el consabido adelanto y luego desapareció con ese dinero. Así de fácil. Posteriormente a esa misma empresa, estafó a otras municipalidades en Castrovirreyna, bajo la misma modalidad. Por si fuera poco, continuo con su carrera delincuencial en Ica, de la mano del ya ex - alcalde provincial y flamante Gerente del Gobierno Regional de Ica, en la construcción de puentes. Hizo cholitos a los Iqueños.
Esa fue la forma y manera de cómo se robaron la plata de la reconstrucción, sin ningún tipo de remordimiento, ni escrúpulo, solo guiado por su espíritu delincuencial. Ahora ya desempolvó su sombrero, poncho y chalina, con miras a los comicios municipales del 2018. La maquinaria ya se puso a andar. Por allí ha reclutado a un troll, de esos que andan como alma en pena, quien a su estilo dio inicio a la carrera electoral, promocionando a este impenitente ladrón de siete suelas.
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