Por: Luis E. Forero Medina  Abogado/Especialista enSaluderecho

En la historia de la humanidad no se conoce un año en que no ocurran desastres provocados por el hombre u originados por la naturaleza; siempre hay millones de personas necesitadas y otras que ayudan a que el sufrimiento infligido a sus semejantes  sea menos duro, y que al menos abriguen una esperanza, muchas veces empezando desde cero.

Este año la asistencia humanitaria se ha incrementado significativamente  en todo el mundo, principalmente a cargo de cuatro entidades de las Naciones Unidas; el UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), creado en 1946, que tiene como propósito salvar las vidas de los niños, defender sus derechos y ayudarles a alcanzar su máximo potencial; la ACNUR (  Agencia de la ONU para los Refugiados), fundada en 1950 con el fin de salvaguardar los derechos y el bienestar de las personas que se han visto obligadas a huir de su país natal; el Programa Mundial de Alimentos, iniciado en  1962, y el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), lanzado en 1965; comprometido a poner fin a la pobreza, de una vez por todas, proteger el planeta y promover la paz y la justicia en todo el mundo.
 

El desafío de las cuatro entidades, apoyadas de ordinario por organizaciones no gubernamentales (ONG) y entidades y personas nacionales y locales, es responder tanto a las emergencias naturales como a las provocadas por el ser humano. Los conflictos armados, los desastres naturales, las enfermedades y la persecución violenta han obligado a más de 70 millones de personas a abandonar sus hogares.
 

Algunos de esos programas humanitarios han tenido su bautismo de fuego apenas iniciado el proyecto; todos sus componentes corren graves peligros en sus misiones, hasta el punto de ofrecer sus vidas, por haberse convertido en blanco por el desempeño de su labor.  Los principios que inspiran a los trabajadores de la asistencia humanitaria son los de humanidad, imparcialidad, neutralidad e independencia.

El Programa Mundial de Alimentos, apenas se estaba estrenando en su presentación, en septiembre de 1962 sucedió un devastador terremoto al norte de Irán, con un saldo trágico de 12 mil muertos y miles de personas heridas y edificaciones derruidas. El ACNUR surgió después de la Segunda Guerra mundial para ayudar a los europeos desplazados por el conflicto.
 

El 19 de agosto de 2003 un camiòn bomba impactó contra la sede de la ONU en Bagdad ocasionando la muerte del Representante Especial Sergio Vieira de Mello y 21 funcionarios más de esa Organización. Esta fecha se tomó más tarde como recordatorio para celebrar anualmente el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria “en honor de los trabajadores humanitarios que han perdido la vida en actos de servicio”.

La propia ONU ha denunciado “la escalada de los ataques contra los trabajadores humanitarios”, sin pedir, sino exigir “que los responsables sean enjuiciados”; e igualmente instando “a los Estados a que cumplan con la obligación que les impone el derecho internacional de proteger a los trabajadores humanitarios y de las Naciones Unidas, muchos de los cuales siguen siendo víctimas, a veces mortales, de ataques que a menudo se cometen con impunidad”. Los trabajadores humanitarios, lo que prestan es “una asistencia fiable, oportuna y efectiva a las poblaciones civiles necesitadas”.

Cuando se dio inicio al Día Mundial de la Asistencia Humanitaria en 2009, en el primer mensaje del secretario general de la ONU para ese onomástico renovó el compromiso de “ayudar a las personas vulnerables, las marginadas y las que no tienen voz, dondequiera que se encuentren”. Tal es el cometido esencial de la comunidad humanitaria, añadió.
“Ayudarse unos a otros, Yo estuve aquí, el mundo necesita más, Inspirando la Humanidad mundial, Una humanidad, La población civil no es objetivo, los civiles no son un objetivo militar, Mujeres en la asistencia humanitaria”, son algunos de los lemas de ese día en diferentes años. El 2014 “el número de trabajadores humanitarios secuestrados, heridos de gravedad o asesinados fue mayor que nunca. Esto es indignante”, se señaló en el mensaje del secretario general de la ONU ese año.
 

El año pasado, 483 trabajadores humanitarios fueron atacados en un total de 277 incidentes separados:125 fueron asesinados, 234 heridos y 124 secuestrados.

@luforero4