El libro en mención conduce al estudiante ser un simple robot u objeto mecánico, un memorista. Adolece de pautas de investigación.
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Por: Eucadio Gutiérrez Solano Profesor/Periodista
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Nos hemos quedado asombrados a leer “a vuelo de pájaro” el libro de Ciencia, Tecnología y Ambiente, de la editorial “Santillana”, llamado texto escolar 2, para segundo año de secundaria.
Queremos detenernos en las páginas 12 y 32. En la primera, el subtítulo dice: “Las biomoléculas inorgánicas”. La palabra bio significa vida, e inorgánico es materia inerte, sin vida. En las 3 palabras existe contradicción. La descripción dice: “llaman así porque están presentes tanto en los seres vivos como en los “elementos” inertes (las entrecomillas es nuestra). Son el agua y las sales minerales”.
¿Cuál “elementos” o “sustancias elementales”? Otro error garrafal. Las sustancias o materia se dividen en simples o elementales (átomos) y compuestas (moléculas). Tanto el agua como las sales son combinaciones, es decir compuestos. Si no tiene una concepción clara de lo que se dice los alumnos se pierden, se vuelven mecanicistas, autómatas, como decía José Antonio Encinas. Bien es bio, o inerte, los 2 términos antagónicos no pueden estar juntos. Una cosa es que las sustancias sean simples o compuestas que pueden estar en el mundo animado o en el espacio inerte, más no son “biomoléculas inorgánicas”.
En la página 32, en el punto a) dice, “La boca. Estructura en la que ocurren los primeros procesos relacionados con la digestión de los alimentos”. Estructura es un término inadecuado en el lenguaje de los escolares de segundo grado o año de secundaria. La definición es confusa, estrictamente memorística, que no tiene sentido para usar en el aprendizaje de los niños.
Si analizamos todo el contenido encontramos muchos detalles y errores tanto de enfoque, redacción, incluso de formación. El libro tiene la característica -en su contenido- a los que se editaban hace más de 100 años. La diferencia está en las ilustraciones y los colores usados. Para nosotros, el libro en mención conduce al estudiante ser un simple robot u objeto mecánico, un memorista. Adolece de pautas de investigación.
Este es un problema general en el Perú, por culpa de los gobiernos, ministros de educación y especialistas que son ajenos al proceso de enseñanza y aprendizaje la educación está por los suelos.
Ellos tendrán buenas intenciones y alegres de estar en el corral, que es el ministerio, pero de allí alumbrar parece imposible. No somos especialistas en revisar, pero observamos que los autores del libro que comentamos desconocen el poder de la observación. El libro refleja la poca capacidad científica que poseen los autores.
« Los estudiantes deben ser los primeros consumidores o compradores, para el sustento de las grandes industrias. En la edad adulta, simples fuerza de trabajo, de esas mismas grandes industrias. »
Las potencias, las grandes industrias y el Banco Mundial, entre otros, quienes diseñan la educación que debe imponerse en los países subdesarrollados, planifican una educación de tercer nivel para abajo, una educación pobre a nivel intelectual, donde el consumo, compra o mercadeo es el primer objetivo de la educación. Es decir, los estudiantes deben ser los primeros consumidores o compradores, para el sustento de las grandes industrias.
La educación de los niños está en relación directa con la adquisición de productos industriales: libros, cuadernos, y decenas de materiales de trabajo escolar. Los niños tienen que comprar variedad de cosas para cumplir con su tarea educativa. Los profesores caminan por las calles lleno de enseres para usar durante el proceso de enseñanza aprendizaje. Y los niños cargados
de libros y cuadernos de alto costo en sus mochilas… Así estamos.
Para el logro de los objetivos y cumplir con las rutas de aprendizaje es indispensable que los niños compren libros y otros materiales educativos. Aquí el maestro se convierte también en un robot, asimilador de los contenidos de los libros. De acuerdo al criterio del Ministerio de Educación, el libro es como una grabadora en que el docente se guía ciegamente sin salirse de lo planificado, es como el catecismo de los católicos.
Cuando el ejercicio docente, del verdadero docente, el libro solamente es un referente cuyo contenido debe ser rumiado por el profesor, antes de que llegue a los alumnos, con argumentos nuevos y no un bolo alimenticio sin masticar, que se pasa a los alumnos.
Preguntamos, ¿dónde está la preparación de clases, o sesiones de aprendizaje? El maestro es un “catedrático en sus clases”, no un pobre trasmisor de conocimientos estáticos. En otras palabras, el docente tiene que preparar sus clases teniendo una bibliografía científica. Ser repitente de lo que dicen los libros, es dañino para la educación. Si fuera así de simple, tomar el libro y desarrollar el tema, eso lo puede hacer cualquier persona, no necesita ser un maestro investigador consultor de contenidos y esquemas. Se trata de un maestro vegetal…
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