Por: Luis E. Forero Medina Abogado/Especialista enSaluderecho |
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En todo el mundo un número considerable de teléfonos móviles, ordenadores y otros equipos convertidos en desechos electrónicos terminan en la basura “normal”; se desechan en vertederos, se incineran, son enterrados bajo el suelo, se comercializan en forma ilegal, o son destruidos a mano por personas que buscando el tesoro que contienen, subsisten de esa manera.
Aparte de los equipos electrónicos de última generación en desuso, siguen sin reciclar millones y millones de tubos de rayos catódicos que salieron de servicio cuando se produjo el cambio de la televisión analógica a la digital.
Los desechos electrónicos se definen como cualquier cosa con un enchufe, un cable eléctrico o una batería, afirman expertos de las Naciones Unidas. Esos productos tarde o temprano son desechados, convirtiéndose en basura electrónica o e-waste.
El anterior concepto abarca eventualmente todos los aparatos de ese tipo, grandes, medianos, pequeños o en miniatura que se cambian por diversas causas, o porque han cumplido su “ciclo de vida”, comprendiendo desde los antiguos, como cintas VHS y reproductores de DVD, hasta teléfonos inteligentes, baterías, tabletas, cámaras, computadoras, calculadoras, sistemas de GPS, paneles solares, paneles fotovoltaicos, medidores obsoletos, transformadores, cables; tostadoras, cepillos de dientes, heladeras, televisores, lavadoras, secadoras, friegaplatos, hornos eléctricos, impresoras, aspiradoras, microondas, equipos de ventilación, neveras, congeladores, aires acondicionados, máquinas de afeitar eléctricas, radios, cámaras de video, juguetes eléctricos, etcétera.
En el Perú solo se trata 10% de la basura electronica.
Los anteriores elementos, algunos llevan dentro de sí oro, plata, cobre, níquel, platino, paladio, hierro, vidrio, aluminio, metal y plástico, incluso materiales raros como el indio y el paladio. “Para hacerse una idea, hasta 60 elementos de la tabla periódica pueden ser encontrados en un teléfono inteligente”. De acuerdo con la ITU ( Unión Internacional de Telecomunicaciones), hay 100 veces más oro en una tonelada de teléfonos inteligentes que en una tonelada de mineral de oro. El informe Global E-waste Monitor 2017 calcula que el valor de los materiales reutilizables contenidos en este tipo de residuos superaría los 55.000 millones de dólares, más que el PIB (producto interior bruto) de la mayoría de países del mundo.
Empero, también hay presencia de elementos tóxicos como plomo, el cadmio y el mercurio en las cintas VHS y reproductores de DVD; y plomo, cadmio, bario, fósforo y otros elementos tóxicos que pueden causar daño neurológico y otros problemas de salud, en televisores de tubo.
“El 80% de esa basura electrónica o e-waste no se recupera, recicla o reutiliza como materias primas secundarias para nuevos productos; causando por el contrario grave daño a la naturaleza y al hombre.”
Esta situación tiende a agravarse por el aumento de unidades que cada día se desechan, atribuido a la cultura consumista, facilidad de adquirirlos y utilidad en todas las ciencias y artes. En Estados Unidos, China y Europa, la media de vida de un teléfono celular no pasa del año y medio o dos años.
El año pasado, el mundo generó más de 50 millones de toneladas de residuos electrónicos; el equivalente a tirar a la basura 125.000 aviones jumbo. Los países campeones en generar más desechos electrónicos son Australia y Nueva Zelanda (17,3 kilos por persona); en Las Américas se producen por persona 11, 6 kilos de desechos electrónicos. La Unión Europea, es líder mundial en reciclaje de residuos electrónicos.
De no adoptar la cultura del debido reciclaje de la basura electrónica, el mundo en unos años tendría montañas y montañas de e-waste; probabilidad que sólo puede revertirse con aportes de todos los usuarios de los elementos que hoy son preciables, y algún día reemplazable. La industria electrónica en todas sus fases, està en deuda de difundir entre los consumidores, la forma como se deben manejar esos desechos. En Japón, es costumbre inveterada que cuando un usuario reemplaza por ejemplo un televisor, lo empaca y envía por correo al centro de reciclaje más cercano. Ese trabajo, además, podría generar miles de empleos sustentables, según un estudio del Banco Mundial.
Para aprovechar la inmensa riqueza que contiene la basura electrónica o e-waste, la OIT (Organización Internacional del Trabajo), ha propuesto “la actualización y formalización de la industria, así como la creación de plantas de reciclaje formales, que proporcionan una oportunidad de trabajo seguro y decente para miles de trabajadores alrededor del mundo”.
En relación con el procesamiento informal o ilegal de residuos electrónicos, las empresas de reciclaje se han comprometido a " no comprar material que no sea certificado”; porque puede ser robado. De acuerdo a la Interpol, este mercado negro mueve entre 12.500 millones y 18.800 millones de dólares al año en el mundo.
De los 21 países de la región, Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México y Perú tienen marcos regulatorios para la eliminación y el tratamiento de los residuos electrónicos.
@luforero4 |
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