En los últimos años, se ha anidado en Chincha un grupo de personajes de formación educativa y cultura incipiente, carente de noción periodística, que se han dedicado a la prensa escrita, radial y televisiva, donde da rienda suelta de su ignorancia, dedicándose a la infamia y calumnia como arma para ganar dinero de modo facial, similar a los extorsionadores, practicando el sicariato y mercenarismo en los medios de información donde “trabajan”, bajo el silencio y complicidad de los órganos del periodismo como son el Colegio de Periodistas, la Federación de Periodistas del Perú y la Asociación de Periodistas.
Además los sicarios de la prensa
se amparan en la Constitución Política y en la Ley dada por el fujimorismo que permite que, cualquier hijo del vecino, haga prensa, y lo peor los llamados medios de difusión masiva como la prensa gráfica, radial y televisiva, son los que les dan cabida a cualquier sujeto, con tal que pague su hora o espacio periodístico.
Los medios más putrefactos son las radioemisoras y los canales de televisión que no les interesan la calidad ni nivel periodístico delos espacios que emiten, sino la plata que reciben; otorgando a los individuos de baja preparación para que hagan radio y televisión, donde expresan sandeces y estupideces, sin conocimiento de los signos de puntuación y ortografía. Estos medios parecieran ser centros cloacales y de desagüe.
¿Qué hacen las instituciones de la Prensa? Nada de nada, Son los padres de la podredumbre. El Colegio de Periodistas que debe tener cuidado en tener dirigentes de calidad, cuenta como directivo a personajes que no atan y desatan en el ejercicio de la prensa por su mediocridad. Las 2 instituciones restantes tienen como socios a cualquier mequetrefe, con honrosas excepciones. De modo, ¿con qué autoridad pueden poner coto a tantos sujetos que hacen prensa amarilla y mercenaria?
Ahora, ¿quiénes son los que financian a estos sinvergüenzas? Los alcaldes y SEMAPACH. Hace poco se cuestionó como el alcalde de Pueblo había destinado miles y miles de soles a favor de sus extorsionadores, teniendo a la mano a RTM, TV 10, para difundir sus obras. ¿Por qué despilfarrar tanto dinero? Cada “periodista” de los más bajos estaría recibiendo unos 4 mil soles mensuales.
Cada Municipio dispondría de la módica suma de 400 soles para cada extorsionador. Que linda forma de ser “periodista”. Por eso pelean estos delincuentes de la prensa.
La modalidad que emplean los facinerosos de la prensa es atacar a los alcaldes que no les pagan y aplauden, hasta el cansancio, a los alcaldes que puntualmente les abonan. Por intermedio de la red nos enteramos que un medio escrito de Chincha había recibido más de 300 mil soles por publicidad, otros había recibido 50 mil, por parte de la Municipalidad de Chincha. Por ética, por ahora, no publicamos sus nombres. Ya es tiempo de desenmascararlos por la salud de la prensa.
Esta prensa perversa y canalla: emisoras radiales y televisivas, atentan contra la moral, y sobre todo su salvajismo e ignorancia afectan a los estudiantes porque hablan cualquier cosa pisoteando las reglas de la gramática castellana, no saben los accidentes gramaticales, tampoco conocen los géneros y los números para la construcción de las palabras, pero en fin se jactan de ser “periodistas” y de trabajar en un canal de televisión. ¿Escucharan los dueños de los canales de televisión de la barbaridad que se emiten por intermedio de su órgano de difusión?
Hace más de un año César Hildebranth ha expresado que los canales de televisión son los medios de estupidización, y Marco Aurelio Denegri, ha dicho que estamos en la etapa de reanimalización porque no leemos.
Es hora que los intelectuales se levanten, de lo contrario con la muerte de Adolfo Peschiera, Aurelio Chacaliaza, César Rosas Roque, Luis Brignole Roy, y los hermanos Carlos y Eduardo Bernaola, Armando Figari, Augusto Córdova y los hermanos Villa, entre otros, la prensa intelectual ha desaparecido. Entonces terminó la época de oro de la prensa chinchana.
¿Qué lástima? Increíblemente ha surgido la prensa basura, el sicariato periodístico, la prensa del callejón, la prensa que no conoce la ética ni la moral. Estamos en la época del burro periodista. ¡Qué horror!