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Por: Luis E. Forero Medina - Abogado/Especialista en |
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Aunque el concepto de agroecología no es nuevo ni pretende dejar a un lado al agricultor nato, falta mucha promoción en el campo peruano y en 27 países más de la Región.
“Los agricultores familiares son las personas que tienen las herramientas para practicar la Agroecología. Ellos son los guardianes reales del conocimiento y la sabiduría necesaria para esta disciplina”, señala la FAO.
La agroecología se mueve entre ser “una disciplina científica, un conjunto de prácticas y un movimiento social”, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, (FAO).
Con la Agroecología se afronta el cambio climático, la inseguridad alimentaria y la nutrición.
Respecto al primer punto, el cambio climático; porque la agroecología “promueve el círculo virtuoso entre la producción de alimentos saludables y la protección de los recursos naturales”. De esta manera se optimizan “las interacciones entre las plantas, los animales, los seres humanos y el medio ambiente”. Un ejemplo de círculo virtuoso es cuando se emplean determinadas hojas para alimentar a gusanos de seda, y con los desechos corporales de éstos se alimentan los peces. Este sistema lo usan campesinos chinos.
La Agroecología ayuda a mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición, y los campesinos ven rendir más sus cosechas, porque ese sistema restaura “los servicios ecosistémicos y la biodiversidad que son esenciales para una agricultura sostenible”. De paso, contribuye a reducir la pobreza milenaria del campesinado.
El pasado en la agricultura, lo contrario a la Agroecología; es lo que por decenas de años vienen haciendo los agricultores, que se acostumbraron o les impusieron toda suerte de insumos químicos que están acabando con los suelos, el aire, los ríos y el mismo hombre.
El futuro de la humanidad es la agroecología, capaz de producir alimentos de manera sostenible, teniendo en cuenta en orden alfabético los diez elementos básicos de ese “movimiento social”: creación conjunta y distribución de conocimientos, cultura y tradiciones alimentarias, diversidad, economías circulares, eficiencia, reciclado, resiliencia, sinergias, valor humano y social; y desde luego gobernanza responsable.
En este último punto, en América Latina y el Caribe sólo Bolivia, Cuba, Ecuador y Nicaragua tienen políticas de Estado de desarrollo rural agropecuario con una orientación agroecológica. En los demás países de la Región, todavía no se maneja, o apenas empieza el portafolio de agroecología o de la llamada “doble revolución verde”.
A comienzos de abril de este año se reunió en Roma el Segundo Simposio Internacional sobre Agroecología, que busca ser un puente hacia sistemas alimentarios productivos, sostenibles e inclusivos.
El ministro de Agricultura y Riego, Gustavo Mostajo Ocola, dijo que van a trabajar juntos con pequeños y medianos productores “para desarrollar el agro de manera sustentable”; ensuciándose los zapatos si es necesario.
Graziano da Silva, Director General de la FAO instó a los responsables de las políticas nacionales a brindar un mayor apoyo a la agroecología. Para avanzar en agroecología, “necesitamos el compromiso de más gobiernos y legisladores de todo el mundo”, dijo.
@luforero4
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