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Por: Luis E. Forero Medina
Abogado/Especialista en Saluderecho
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“Palpa levántate, tu pueblo es pequeño. No hay seguridad”, es el contenido de un cartel que lleva una persona en una manifestación en contra de la inseguridad. Palpa es una provincia muy lejana del desarrollo, en donde se cultivan en unas 6,000 hectáreas naranja, es la tierra de ese cítrico; algodón, ciruelas, frejol, garbanzo, mangos, etcétera.
Palpa no tiene hospital, sólo un centro de salud que por necesidad presta servicio de internamiento de pacientes. Actualmente no cuenta con anestesiólogo, especialidad que deben pagar los pacientes. Desde hace algún tiempo busca ser recategorizado en nivel II-1, para convertirse en Hospital; sin embargo las trabas administrativas en Lima no han permitido que el Ministerio de Salud se ocupe del tema.
En la provincia de Palpa, departamento de Ica, parece detenido el tiempo en su milenario Reloj Solar; los programas no avanzan y el oro vale menos que el agua. (En el Perú es un secreto a gritos que hay un atraso de más de 3 décadas de saneamiento de agua y desagüe.) Otro monumento a la ineficacia estatal es la proyectada carretera Palpa – Llauta que sólo ha sido un anhelo frustrado de varias generaciones.
Justo Richard Mantilla Bendezu, que antes fue alcalde de Llipata, no logra frenar la inseguridad que ha llevado al desespero de los palpeños. Este alcalde que ahora se puso la camiseta del Movimiento Regional Obras por la Modernidad, fue denunciado por peculado y colusión por la Fiscalía por pagar S/. 214,725, por una asesoría tributaria inexistente, investigación que cumple 6 años sin resolver, y se estaría presuntamente buscando el archivamiento del proceso. Es otra muestra que la odiosa corrupción sigue campante e impune.
A Mantilla le tiembla la mano para ejecutar el presupuesto, que en el primer año de su nueva administración es de más de 10 millones S/. y a septiembre de 2015 ha girado S/. 664 mil. Existe la percepción unánime que los alcaldes provinciales estarían gastando el presupuesto en obras innecesarias.
El anterior alcalde de Palpa, Jorge Luis Pacheco Martínez, fue separado de su cargo en marzo de 2014, porque nombró como gerente municipal a Víctor Manuel Villafranca Galván, esposo del hijo de la prima de la tía de la señora madre del señor Alcalde. Esa designación no llamaría la atención, eso se llama nepotismo, si Villafranca después de retirado del cargo no se hubiese llevado la chequera de la entidad oficial, y dedicado a desocupar las cuentas estatales. A su pariente lejano, el alcalde Pacheco se le olvidó informar a las empresas bancarias que Villafranca no podía firmar más cheques.