|
Por: Luis E. Forero Medina - Abogado/Especialista enSaluderecho
|
La actividad circense por muchos años es asimilada a una carpa que va de pueblo en pueblo a sorprender a los espectadores, que ávidos de intriga pagan muchas veces por asistir a una función, en la que prima un ánimo colectivo cuando los animales hacen parte del show.
La generalidad de los casos quienes entran al circo, desconocen lo que sucede al interior de estos y en su recorrido por diferentes lugares de un territorio.
En el circo, lejos de los curiosos, los animales nacen en cautiverio o son cazados furtivamente; sometidos de parte de los entrenadores a toda clase de vejámenes, pegándoles con palos, hierros, látigos, barras de metal con puntas de gancho para obligarlos a aprender, hasta hacerlos sangrar. En el caso de los tigres, que le tienen pavor al fuego; los obligan a pasar por aros impregnados de combustible.
Se despiden más que un circo. Cuando los empresarios comienzan a anunciar la última presentación en el distrito de turno, uno o dos meses antes de salir para otro; preparan los animales para transportarlos en condiciones in animales y de desaseo deplorables, porque los animales comen, duermen y hacen sus necesidades en una jaula en la que apenas ellos caben.
A los tigres que son muy amantes del agua y nocturnos, no se les permite beber agua en abrevaderos que se encuentran a lo largo del camino; y las marchas se hacen durante el día, algunas veces con altas temperaturas.
Varios animales de diferentes especies los trasladan en una misma jaula, y los individuos terminan en peleas feroces, en las que salen notablemente heridos. No pocas veces los mantienen aislados o los dejan pasar hambre “para que aprendan”. Cuando los animales atacan a los entrenadores, muchas veces aquellos son eliminados.
Los circos se ven a lo largo de los cinco continentes, unos siguen trabajando con animales, y otros los han descartado totalmente; algunas escenas son aptas para todos, otras no. Las viejas carpas han sido reemplazadas por espacios del tamaño de un campo de fútbol, en donde en lugar de animales, las personas los imitan a la mejor manera de los circos antiguos.
En estos circos el espectáculo abarca todo el abecedario: acróbatas, artistas, actores, cine, coreografía, danza, equilibristas, juguetes con vida, motos, músicos, malabaristas, mentalistas, payasos, patinaje artístico, rock, teatro callejero, trapecistas. A veces todo es terror y suspenso.
En Perú en 2011 se dictó la ley Nº 29763 prohibiendo la exhibición y empleo de especímenes de fauna silvestre, nativas y exóticas en espectáculos circenses itinerantes. Aunque la intención del legislador fue la de que entrara en vigencia al día siguiente de la publicación, se hizo magia para que se reglamentara cuatro años después, y montarle la trampa; en el sentido que como no se impide en esa norma la utilización de animales domésticos como caballos y perros, muchos circos se precian de ofrecer espectáculos con la intervención de animales.
La consigna es no asistir nunca a un circo en donde los animales sean parte de la presentación; porque los tienen privados de correr, jugar, brincar o socializar con sus parejas y en su hábitat natural.
|
@luforero |