Por: Luis E. Forero Medina  Abogado/Especialista enSaluderecho

Para dar cumplimiento a un convenio de cooperación entre los Estados Unidos de América y Perú, durante el segundo gobierno de Fernando Belaunde Terry, hace 38 años se creó el CORAH (Proyecto especial de control y reducción del cultivo de la coca en  el Alto Huallaga).

El propósito inicial del CORAH de combatir el uso indebido, la producción y el tráfico ilícito de drogas;  con el tiempo se ha ido extendiendo a lo que se denomina la “responsabilidad social”; punto en el cual inexplicablemente se viene reduciendo los beneficiarios. Otros hablan de reinventar la economía local a través del desarrollo de cultivos alternativos al de la coca.

Hace 10 años las comunidades beneficiadas eran 12 y los beneficiarios 2,044; en 2017 ascendió a 174 comunidades y 15,961 beneficiarios; empero en 2015 fueron 120 comunidades y 47,783 los beneficiarios.

 

Al comienzo del siglo XXI en Perú se erradicaron un poco más de 7,000 hectáreas de coca; en 2012 fueron más del doble. Tres años después, en 2015  se extirparon 36,000 hectáreas de esa planta; “sin precedentes en la historia del país”.  

Esta labor, adelantada  por la  Policía Nacional de Perú y personal policial de la Dirección Antidrogas (Dirandro), consiste en que una brigada de una treintena de operarios ayudados de palines mediante la fuerza física de una persona o utilizando palines sujetan  y  halan la planta ocasionando el desprendimiento de sus raíces. “Este proceso tiene una efectividad del 100 por ciento. Para este método se utiliza el herbicida glifosato en concentraciones recomendadas por los fabricantes de 10 lt/Ha. Los operarios reciben una capacitación en la aplicación del agroquímico y en los cuidados a tener”.

Con sólo erradicar 30,000 hectáreas “se evitó la producción de 225 toneladas métricas de cocaína”, dijeron las autoridades peruanas. La hoja de coca la  secan para producir pasta de cocaína  y clorhidrato de cocaína.

Los contradictores de  la aspersión aérea con glisofato para erradicar cultivos de coca, aducen que es contrario y nocivo al medio ambiente; sus defensores dicen  que es  ideal para utilizar en sitios de difícil o peligroso acceso, fuera que es más rápido que el método manual.

Ese modo de erradicar a usanza de otros países, debiera ser absolutamente prohibido  en zonas de economía campesina, parques naturales y/o cercanos a cuerpos de agua estáticos, corrientes y asentamientos humanos.

Alejandro Gaviria, ex ministro de salud de Colombia, afirma que “en Perú nunca se ha usado el glisofato u otro químico en el control de la coca. Nunca se usará, ni siquiera se discute. Llegaron a un acuerdo fundamental: el Estado no puede dañar la salud y el medio ambiente en busca de un objetivo de seguridad. Aprendamos”.

En Perú rige la “Estrategia Nacional de Lucha Contra las Drogas 2017-2021”.

LEA EL MONITOREO DE CULTIVOS DE COCA 2017

@luforero4