En el Congreso de la República cursan varios proyectos de ley con el mensaje de urgente para crear decenas de distritos, entre  ellos el de Lambras, Provincia de Tayacaja de Huancavelica; la capital del Distrito de Lambras sería Santa María.

Además de los buenos propósitos que significan esos proyectos, comúnmente no se evalúa el impacto de la alcanzada independencia de otro distrito, o de la legalización de asentamientos ilegales.

Empezar  sin agenda, desde cero no siempre es fácil, y un distrito nuevo eso es lo que hace; aunque disponga de sus líderes naturales, a veces no cuentan con una planeación íntegra de la nueva entidad territorial para atender la población, la mayoría de las veces en condiciones de vulnerabilidad o pobreza.

Las comunidades de los nuevos distritos que por lo general no disponen de un estudio estadístico con lupa de sus integrantes,  empiezan a improvisar en cuanto a la prestación de servicios básicos como agua potable, acueducto, centros de salud, instituciones educativas, recreación, viviendas, espacios públicos, áreas verdes,  vías de comunicación, oportunidades de empleo;  en fin lo necesario para una subsistencia digna.

En materia de seguridad en principio no contarían con Comisaría; en el Perú hay un déficit de esas autoridades; de los 1,850 distritos, falta implementarlas en más de 300 distritos, y algunas están en tan malas condiciones, que lo único es derribarlas.

Una vez montada dicha infraestructura, sí sería pertinente discutir en el Parlamento  los mencionados proyectos, para que los distritos inicien su historia empoderada. Muchos distritos en el Perú continúan como fueron creados decenas de años atrás, es decir a medias en todo, y los más perjudicados siguen siendo la primera infancia.

La constante es siempre la misma, después de convertido en ley de la República la creación de un nuevo distrito, se celebra con bombos y platillos con la presencia de los congresistas promotores, que desde ese momento serán los amos y señores del nuevo distrito, y que solo volverán a  aparecen antes de elecciones. En tanto la comunidad, incapaz de arreglar los problemas por sí sola,  se las solventa  como pueda y continúa sin beneficiarse de los avances en materia de desarrollo.

“Para que un municipio pueda mirar hacia el futuro debe integrar el espacio donde vive a los centros donde se desarrolla su economía, sus recursos naturales y donde se encuentran sus fuentes de empleo”, añadió Julio Berdegué, investigador principal del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural (Rimisp).