En el discurso inaugural de su quinquenio el presidente electo Pedro Pablo Kuczynski, ante más de 80 delegaciones de países y organismos extranjeros, seguramente se referirá a la economía sólida que hereda con “marcos institucionales firmes y reformas estructurales en marcha”, como concluyó recientemente el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En su primera presentación oficial como Presidente de la República,  el nuevo mandatario puntualizaría que echa de menos una “revolución social”, cuyo inicio empieza el primer día de su gobierno.

Recalcaría que uno de sus fines es que el país ande con la frente en alto en el concierto de las naciones, que dejarán de  criticar que el auge económico de el Perú no llega a todos.

Revelaría importantes anuncios en favor de las municipalidades, que en su gobierno   no serán ajenas a la modernización y el desarrollo del país y tendrán más facilidades para acudir al gobierno Central. El problema peruano, diría en su posesión, no es dinero, sino que están trabados los proyectos y las inversiones.

Igualmente PPK anotaría que en los próximos años la industria salvadora para la economía peruana será la agroexportación.

No dejaría de referirse a los niveles a que llegó la selva de trámites burocráticos; llamando un océano a ese maremágnum de vueltas que adelantan a diario los peruanos.

Esas trabas burocráticas, añadiría,  son las responsables de no  concretar importantes proyectos de desarrollo para sectores como la agro exportación, la minería y el turismo, sector al que PPK , lo calificaría  de muy azotado en los dos últimos años, convirtiéndose “en la cenicienta de la economía del Perú”

Insistiría en su alocución que el diálogo  será su estilo de gobierno, procurando unir los seis grupos políticos del Congreso,  y que su compromiso es no defraudar a ningún sector de la opinión pública, y responderle a todos.

A otros sectores también invitados al acto, les refrendaría las promesas de campaña;  a los más vulnerables los  alentará diciendo que  el Acuerdo de Gobernabilidad para el Desarrollo Integral del Perú 2016-2021, lo obliga a ayudar a los más pobres”;   a  la academia le reiteraría que su compromiso es fomentar la investigación y al deporte les señalaría que en miras al 2021  será impulsado para que el  Perú vuelva a ser un país futbolero.

A los miles de jóvenes que no logran empotrarse al mundo laboral, les diría  que la inserción laboral juvenil será un hecho, todos tendrán la oportunidad de trabajo que añoran.

Los sindicatos y las pequeñas empresas serían tema de su discurso, a las que  anunciaría medidas para fortalecerlos e incluirlos en el  Consejo Nacional del Trabajo.  Anunciaría que de mano de  los empresarios se  fomentarán  las exportaciones y  promoverá mayor  inversión.

A la  mitad de los peruanos les recordaría que ejerzan  oposición más no obstrucción, y a todos los  partidos políticos que es mejor la concertación que la confrontación. No dejaría de referirse al combate contra la inseguridad ciudadana que empieza desde ya.

En su discurso diría que en el Perú ¡se acabó el recreo!, que el gobierno que empieza escuchará y  estará cerca de todos para conseguir el país que soñamos.