Lo que el usuario estimaba que era un simple caso fácil de resolver, porque lo que pide por ejemplo es el suministro de un medicamento , la orden para un examen de laboratorio, un traslado de hospital, etc. se le convierte en un elefante blanco, pues si no se agrava o fallece en el intento, y si la la posta de salud o centro médico no le resuelve, la víctima se debe quejar ante la IAFAS o IPRESS, que en muchos distritos no funcionan ni saben qué es.
Puede suceder para fortuna del paciente, que ahora sí su queja formulada en tiempo, se atenderá y definirá por las IAFAS o IPRESS, que primero determinan si se trata de un asegurado regular, potestativo, subsidiado, semisubsidiado, si el paciente ya murió, si los reclamantes son sus derechohabientes, si el asegurado posee un Seguro Complementario de Trabajo de Riesgo, y otra decena de casillas para enrutar su queja al funcionario o Comité respectivo.
Si el infortunado quejoso no tiene suerte con las IAFAS o IPRESS, debe llevar su caso por triplicado a SUSALUD, la Superintendencia Nacional de Salud, donde ya el asunto es harina de otro costal ya que ha llegado a Lima, y la opinión general es que jamás se resuelve a favor del paisano que anda a pie, y todo sigue igual.
De acuerdo al Unicef, “iniciativas como el SIS han contribuido a reducir la mortalidad materna en Perú de 118,3 por cada 100.000 nacidos vivos en 2002 a 89 por cada 100.000 nacidos vivos en 2013.”
La
Defensoría del Pueblo registró lo sucedido a Luisa que es una nueva madre remitida de una posta de salud a un hospital y de éste a un centro de salud, donde dio luz a su menor hijo que con los días, la madre comprobó que no hacía la primera deposición; el personal de salud le decía a la joven madre que insistiera; después comprobaron que por no poder hacer del cuerpo el bebé tenía problemas con la respiración, por lo que fue enviado a otro hospital de menor complejidad, donde constataron que el niño había nacido sin ano, relata la Defensoría del Pueblo. Para su traslado el personal del hospital le exige a la madre el pago de 18 soles por unos gastos que ella nunca entendió, pues era asegurada al Seguro Integral de Salud (SIS). Conseguido el dinero como pudo, la madre fue asignada a un hospital de mayor capacidad, que no los recibió porque no había camas. La historia que recogió la Defensoría desafortunadamente no tuvo un final feliz, el niño murió.
Recuperados de su dolor, los padres reclamaron, y les “indicaron –como primera respuesta– que no se advertía una mala atención”, según la Defensoría.
Por lo pronto, el Ejecutivo espera poner en orden la casa que depende del Minsa, aumentando el presupuesto del Sistema Integral de Salud – SIS-. Algunos se preguntan cómo han podido dormir -como las aves en pleno vuelo-, los altos ejecutivos del SIS y algunos empleados de base.