A finales del siglo pasado la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), organismo dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), llamó la atención que ante el incremento de la delincuencia violenta en la región, se requieren medidas adecuadas para enfrentarla, las cuales evidentemente han dado resultados positivos en ciudades como
Medellín y Cali en Colombia y Diadema en Brasil, como lo reconoce la propia ONU, que puntualiza que “cada una de estas tres ciudades logró reducir considerablemente la delincuencia y la violencia implementando programas ajustados a su situación específica”.
Latinoamérica (A.L.) continúa siendo la región más violenta del mundo; en Brasil se presenta el mayor total de muertes por homicidio en el planeta. En Colombia En 2012 se reportaron al día 43 homicidios por violencia interpersonal, indica el Instituto Nacional de Salud y en el conflicto armado han muerto más de 220 mil personas.
En 2013 del total de personas que perdieron la vida en el mundo a causa de homicidios (437.000), en Oceanía fue un 0,3%; Europa un 5%; Asia, el 28%; África, el 31%; y el continente americano el 36%, de acuerdo a la Oficina de Naciones Unidades contra la Droga y el Delito (UNODC). En A.L. cada 14 minutos se cometen cuatro asesinatos.
Un índice de 10 o más homicidios por cada 100 000 habitantes es una característica de la violencia endémica, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS). En América Latina, el índice de homicidios de hombres de entre 15 y 24 años de edad es de 92 por cada 100 000 habitantes, conforme al estudio próximo a publicar por el Banco Mundial (BM), denominado
“Detener la violencia en América Latina: La prevención desde la cuna hasta la edad adulta", en el que el BM insta a poner coto a la epidemia de violencia en las ciudades del mundo.
En la mayoría de países de A.L., la delincuencia y la seguridad pública es el problema más importante para la población. La violencia en la región es mayormente protagonizada por jóvenes menores de 30 años de edad en zonas urbanas, y en los episodios ese grupo de edad son autores y víctimas de las agresiones.
Desde distintos ángulos se trazan políticas para prevenir y eliminar la epidemia de la violencia, la OEA apunta hacia la prevención y reducción de los homicidios en las Américas; para el del Fondo Monetario Internacional (FMI), el primero de los retos que encara Latinoamérica es el crimen violento, “el coste humano es enorme”; para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la seguridad ciudadana en América Latina y el Caribe es una prioridad de desarrollo. El Banco Mundial califica a la violencia como peor que el ébola o el sida.
Los países intentan soluciones a la desenfrenada violencia, como leyes que prohíban portar armas y restricción del alcohol, pero en algunos casos se burlan de las mismas, empero “la mejor estrategia realmente, desde el punto de vista económico y del beneficio social, es la prevención, agregó Andrés Villaveces, experto del Banco Mundial.