Por: Luis E. Forero Medina - Abogado/Especialista en Saluderecho

El presidente Martín Vizcarra, consciente que no puede  “resolver todo de manera inmediata”, lo hace paso a paso, sin perder ni un minuto, en espera de la llegada de nuevos y mejores tiempos para el Perú. Para esto, se dispuso pasar de las palabras a la realidad, y de las promesas a hechos,  porque el Estado tradicionalmente le ha dado la espalda a la población, pero "esta situación cambiará".  

En su más de una docena de  giras por las regiones, desatendidas por años, al presidente también se le ha atravesado la pobreza cruda; esa condición que no han visto los ojos de las autoridades, que  “han estado puestos en las grandes ciudades urbanas y los pueblos alejados no eran atendidos”. Vizcarra en frente de tanta pobreza se le quebró la voz cuando dijo  " no podemos seguir esperando, tenemos que cambiar esta situación". A  mayor pobreza en una Región, mayor atención en ella, es el lema. Este gobierno ha conformado una alianza de lucha contra la pobreza, cuyos  primeros resultados se verían en seis meses.

A Vizcarra, igualmente lo trasnocha la falta de vivienda de la mayoría de la población, que sueña  arreglar con el Bono Familiar Habitacional y el Bono de Protección de Vivienda Vulnerable a los Riesgos Sísmicos. En materia de trabajo, a Vizcarra le da insomnio tanta informalidad laboral; que cree dejará de ser una pesadilla,  cuando creará más puestos de trabajo, acabando con  el trabajo indecente.

 

En ese contexto, para  Vizcarra es fundamental  vigorizar los sectores de  salud y educación;  binomio, considerado por el primer mandatario, como " la base para el desarrollo de los pueblos". En educación, unos 60 mil centros educativos a nivel nacional, dejan mucho que desear en su infraestructura; o han sido construidos en terrenos de particulares.  Existen muchos predios sin sanear legalmente, por no haberse adelantado de parte del Estado, los procesos de compra o expropiación.

Esos planes de cambio, serían una mera quimera, si de otro lado el gobierno no dispone de dinero, porque fuera de esas metas tiene otras no menos importantes, como la reconstrucción pendiente por el Niño Costero. Recientemente el gobierno dictó algunas medidas fiscales, como la modificación de las tasas del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC), y espera facultades extraordinarias del Congreso para una reforma tributaria. Las facultades por 60 días también serían para reformas financieras, económica,  servicios, corrupción, prevención y protección de personas en situación de violencia y vulnerabilidad, y modernización y digitalización del Estado.

Otro salvavidas para terminar, reparar o construir decenas de hospitales y colegios, es  fuera de aumentar la inversión pública,  estimular la privada, tan echada de menos en los últimos cuatro años.

El celo a la  inversión privada en Perú y otros países, es que algunos argumentan erróneamente que esa práctica comercial  se traduce en una  privatización de los servicios, y consecuente encarecimiento. En este país, es la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (SUNASS) la que determinará  las tarifas.

La  lucha contra la corrupción, recuperar la confianza en las instituciones y sus autoridades, el crecimiento económico equitativo, competitivo y sostenible, el desarrollo social y bienestar de la población y la descentralización, son los motores del gobierno de Martín Vizcarra.

Esos propósitos también serían mera fantasía, si la corrupción prevalece; "no puede haber desarrollo con corrupción", dijo el presidente. En Perú, está escrito, pero sin aprobar el Plan Nacional de Integridad y Lucha contra la Corrupción 2018 – 2021.

@luforero4