Por: Luis E. Forero Medina

Paradoja

Es admirable la inmensa riqueza de el Perú; se lleva las mejores preseas de la Olimpiada minera: primer productor  de plata; en cobre y zinc  el segundo,  tercero de estaño, cuarto de plomo y  sexto de oro a nivel mundial. Sin embargo, esto  no alcanza para  beneficiar a los mendigos, siempre  excluidos, a los que el Estado  se   acostumbró  a eludirlos.  De acuerdo al  Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la pobreza en el Perú  en  2014 era del 22.7%. Algunos sostienen que en el Perú más de un tercio de la población vive bajo la línea de la pobreza extrema.

“..un mendigo sentado en un banco de oro».

Parafraseando el investigador italiano Antonio Raimondi. Los pordioseros peruanos tienen derecho a una tajada, no a las sobras,  lo que cae de la mesa. Brillan por su ausencia campañas masivas  de salud y  adaptación de más  albergues temporales,  comedores y talleres donde  se capaciten para su resocialización. Acerca del número de indigentes en Lima y las Regiones es difícil conjeturar su cifra, tampoco el Estado ha levantado un censo. Los más frágiles son los menores de edad, adultos mayores, indígenas, enfermos mentales, extranjeros  y  víctimas de trata de personas.

Gestión estatal

La autoridad encargada de atenderlos   es el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MMPV) , que  desarrolla  el Programa Vida Digna, y hace 3 años el Programa Nacional Yachay que busca cero mendigos en las calles. Para los beneficiarios del SIS hace 10 meses  se implementó el Plan Más Salud. Los   Programas llenos de buenos propósitos, no cubren todas las provincias. Para 2015 se propuso   capacitar  a 300 madres de familia con  hijos pordioseros;   los menores rescatados irían a estudiar  y los adultos a trabajar. El Seguro Integral de Salud (SIS),  dependiente  del Ministerio de Salud, funciona para   proteger la salud de los peruanos  vulnerables en pobreza y pobreza extrema.

En el mundo  hay 400 millones de personas sin acceso a  salud, y  el 6% de los habitantes de los países en desarrollo están en  la extrema pobreza por culpa de los gastos sanitarios, según informe reciente la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Grupo del Banco Mundial. «Nadie debería correr el riesgo de ruina financiera por necesitar atención de salud»,. «Y a nadie deberían negársele los servicios de salud por no poder pagarlos», acota  Margaret Chan, Directora General de la OMS.