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Por: Luis E. Forero Medina
La intolerancia generalmente de los familiares o acompañantes de los pacientes conduce a que médicos, enfermeras y personal auxiliar sean amenazados y maltratados verbal y físicamente.
Las instalaciones de carácter sanitario no pocas veces resultan afectadas por esos ataques, en los que utilizan hasta aparatos médicos para agredir. De este problema a nivel global no existen estadísticas a la mano, a lo que se agrega que las víctimas la mayoría mujeres, se abstienen de denunciar , o el delito en particular no está consagrado en la legislación interna.
En el Perú tampoco funciona un Observatorio Nacional de Agresiones a personal sanitario, y en algunos nosocomios del Seguro Social de Salud (EsSalud) no disponen de un Protocolo para casos de agresión.
Los asaltos se originan generalmente por supuesta falta de atención médica inmediata, cuando no se asigna cama a pacientes que permanecen en pasillos o cuando fallece el paciente. El perfil de los agresores es impredecible; pero generalmente están embriagados.
La cuarta parte de la violencia generada en el ámbito laboral, se da contra personal sanitario, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y Organización Mundial de la Salud (OMS). La OMS y la OIT no han emitido un documento general sobre las hostilidades contra este colectivo. Sólo hasta hace poco se reúnen expertos de esos organismos para ocuparse del tema, a solicitud de más de 20 organizaciones de salud internacionales. En España recientemente el Código Penal se reformó contemplando en el artículo 550 y siguientes el delito de agresión a personal sanitario, que da una pena de cuatro años de cárcel. La bondad de la norma es que comprende al personal médico, independientemente que esté vinculado al sector público o privado.
La doctrina internacional propugna para que cada país consagre en su legislación el principio de presunción de veracidad que recae a favor de las víctimas de agresiones. En esa conducta los penalistas estiman que el sujeto pasivo del delito son las autoridades, sus agentes y los funcionarios públicos. Muchos médicos han sido asesinados suministrando asistencia humanitaria.