Los   tatuajes y perforaciones corporales han tenido un  auge indiscriminado  sobre todo en la juventud, que algunas veces desconoce los efectos de ese arte cuando es ejercido por  empíricos.  En el Perú todas las personas que se dediquen a tatuar deben contar con una licencia en el registro sanitario.

Los kits que se ofrecen por la internet, para auto tatuarse, no ofrecen la debida asesoría, y  “los consumidores no tendrán los conocimientos suficientes o los medios para controlar y evitar todas las fuentes posibles de contaminación y las infecciones posteriores en el proceso de tatuarse a sí mismos”, advierte la Food & Drug Administration (FDA), la agencia del gobierno  de los Estados Unidos encargada  la regulación de alimentos, medicamentos, cosméticos y similares.

Al entrar al estudio de tatuaje, elegido por calidad no por economía,  lo primero que debe verificar el usuario es que esté exhibido el documento que los certifica para esa labor. En el procedimiento se va a encontrar principalmente con  agujas no estériles y una tinta. Ésta  podría estar  “contaminada con microorganismos, como bacterias y moho,.. incluso si el recipiente está sellado o empaquetado, o la etiqueta afirma que el producto es estéril ”, señala la FDA.

En algunos  estudios de tatuaje de mala muerte, hay  pésimas instalaciones locativas y  se realiza la intervención en mesas o  cualquier superficie  antihigiénica, y en presencia de personas fumando.

Después de colocado el tatuaje pueden sobrevenir  infecciones o reacciones alérgicas y como    “una erupción—enrojecimiento o ampollas—en el área del tatuaje, o podría desarrollar fiebre,... infecciones graves, fiebre alta, temblores, escalofríos y sudoración”,  indica la FDA. En cada caso el doctor es el que orienta el caso con antibióticos, hospitalización y/o cirugía.
Si el tatuado sobrevive, le queda por recorrer el camino de la  eliminación del tatuaje que, según la citada agencia americana, ” es un proceso laborioso y la eliminación completa sin dejar cicatrices puede ser imposible.”

El tema es tan desconocido como imprevisible en sus efectos;  aunque la  FDA lleva años investigándolo, quedan muchas preguntar sin contestar, por eso la  conclusión es “Piense antes de tatuarse.”