Por: Luis E. Forero Medina Abogado/Especialista enSaluderecho |
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En muchas partes del mundo cuando comienza a oscurecer los niños no pueden continuar estudiando; a esos lugares sigue sin llegar en la segunda década de la centuria veintiuna, la lámpara de luz eléctrica inventada por Thomas Alva Edison en 1878.
Los mismos niños junto con las mujeres, en el día recogen agua y leña para cocinar en estufas de ese tipo, no hay electricidad; viven en esa condición como en el siglo XIX o antes, una cifra estimada por la ONU en 2,8 millones de personas sin cocina limpias y seguras. Este grupo está privado de la energía limpia.
La ausencia de energía eléctrica la experimenta una de cada siete personas en el mundo, la mayoría viviendo en áreas rurales o barrios informales de las ciudades. En las áreas suburbanas los pobladores acuden a conectar ilegalmente la energía, produciendo a veces resultados fatales. Ese drama tiene que revertir de aquí a los doce años siguientes, en miras a cumplir el Objetivo 7 de Desarrollo Sostenible: Energía asequible y no contaminante. Ban Ki-moon, ex secretario general de las Naciones Unidas, ve la energía como “un hilo de oro que vincula la erradicación de la pobreza”.
La energía hace posibles las inversiones, la innovación y las nuevas industrias que son los motores de la creación de empleo y del crecimiento para economías enteras”, puntualiza el Banco Mundial.
Frente a la oscuridad en energía, convive la energía del derroche o no eficiente, en el hogar, en la iluminación urbana, en la industria: En el globo terráqueo hay 23 países campeones de consumo de energía, según el Banco Mundial, organización que apunta a que el concepto de eficiencia energética, es “todavía poco difundido y los diversos datos muestran cuánto aún queda por hacer”.
Del sector energético hacen parte numerosos hogares y trabajos donde la malversación de energía está a la orden del día; poco o nada la humanidad se siente comprometida con el ahorro de energía eléctrica, lo cual redunda en el planeta y en el bolsillo de sus inquilinos temporales. El desperdicio de energía se da en unas épocas más que en otras, al fin de año el escenario no cambia y proliferan luces en la mayoría de sitios, que se pueden disminuir o sustituir por material reflectivo en la oscuridad. Parte considerable de este grupo privilegiado, igualmente sufre suministro escaso de energía eléctrica en horas determinadas, o se corta el servicio sin previo aviso y no utilizan bombillas de bajo consumo. Al actual ritmo de desperdicio energético, se prevé que se necesitará más energía en las décadas por venir.
“Ser eficientes no significa privarnos de nuestra seguridad y confort, sino de hacer un uso racional de la energía”, expresó Patricia Ellio, Viceministra de Electricidad de Perú.
La mayor opción de ahorro está en la iluminación, pues ese producto consume más del 60% de la demanda de energía, y cada vez más las ciudades aumentan sus pobladores; que abrigan la esperanza que más cerca que lejos disfruten de los sistemas de energía solar domiciliarios.
Los 1.300 millones de personas que no tienen acceso a la electricidad, pertenecientes a los estamentos más pobres y vulnerables de la población, han visto transcurrir cinco años del período 2014-2024, Decenio de las Naciones Unidas de la Energía Sostenible para Todos, sin que se les prenda el bombillo.
Con el fin de alcanzar el acceso universal del servicio de energía, es decir a toda la población, El Programa de las naciones unidas para el desarrollo (UNDP), indica que “es necesario invertir en fuentes de energía limpia, como la solar, eólica y termal”.
@luforero4 |
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