Dieciséis años hace que se conoció el último caso confirmado de sarampión en Ventanilla (Callao), y hace nueve meses la Organización Panamericana de la Salud (OPS), certificó al Perú como un País Libre de Rubéola y Rubéola Congénita; sin embargo una y otra enfermedad andan campantes en muchos países del mundo, por lo que “estar al día con las vacunas es fundamental para protegerse y evitar transmitir estas enfermedades”,
advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El sarampión es una enfermedad muy contagiosa y grave, y la rubeola es una infección vírica contagiosa. La primera es una de las principales causas de muerte entre los niños pequeños; la rubéola es una infección vírica contagiosa que ataca a niños y adultos jóvenes. Sólo hasta 2004, la vacuna contra la rubeola hace parte del calendario de vacunación y se administra a los 12 meses y 4 años de edad. A los dos y tres años después de iniciada la vacunación, comenzaron a reportarse los últimos casos de rubéola y rubéola congénita en el Perú.
En América Latina y el Caribe antes que se difundiera la vacunación contra la rubéola, entre 16.000 y más de 20.000 niños anualmente nacían con síndrome de rubéola congénita; sólo en 1997 se sumaron 158.000 casos de rubéola.
En el Perú la erradicación de tales enfermedades es el resultado del trabajo desplegado en este siglo administrando la vacuna en todo el país contra el sarampión, las paperas y la rubéola, y desde luego en coordinación con los demás países del continente, para que lleven a cabo sus programas de inmunización.
En el mundo anualmente nacen aproximadamente 100.000 niños con síndrome de rubéola congénita; en 2014 hubo 114 900 muertes por sarampión en todo el mundo, es decir, cerca de 314 por día o 13 por hora, señala la OMS. A nivel global está establecido el
Plan Estratégico Mundial contra el Sarampión y la Rubéola 2012-2020.
Cuando se viaja especialmente a Brasil, Ecuador y EE.UU.se debe ser precavido y vacunarse contra la rubeola; y si el destino es Chile, Brasil, Estados Unidos, Alemania, entre otros, la vacuna contra el sarampión debe estar en el plan de viaje. En caso contrario, el riesgo es que al regresar al país de origen, el o los brotes se extiendan al interior del territorio nacional.