La actividad constructora en el Perú principalmente en Lima Metropolitana y algunas ciudades del interior, ha tenido un repunte en los últimos años y se prevé que las grúas que se izan por un lado y otro en la capital, se utilicen por unas dos décadas más, hasta cuando estén ocupados los lotes baldíos, de propiedad de las grandes constructoras.
Donde anteriormente habían sido levantadas casas coloniales, su entorno urbano es rodeado de torres que albergan 200 familias o más, sin que las constructoras tengan en cuenta en sus proyectos vías de acceso, construcción de centros de salud, aparcaderos, colegios, centros culturales y parques.
De ordinario no se calcula el volumen de agua y energía que generará cuando se ocupen los pisos, a fin de garantizar el suministro permanente de esos servicios. En el Perú, conforme a estudios internacionales, los edificios consumen el 45% del total de la energía.
De acuerdo a estimaciones del Banco Mundial (BM), en una región donde 8 de cada 10 habitantes vive en ciudades, los edificios consumen el 21% del agua tratada, el 42% de la electricidad y causan el 25% de las emisiones de CO2. En el mundo la contaminación del aire causa anualmente unos 1,2 millones de defunciones.
El BM reconoce que
“dejar de construir no resulta factible, pero construir de forma diferente sí.” El punto de equilibrio es utilizar tecnologías verdes y materiales reciclados para construir edificios ecoamigables, como el One Bryant Park, en Nueva York, que pone de ejemplo el Banco Mundial, que es un edificio de 51 pisos que instaló vidrios aislantes de piso a techo para conservar el calor durante el invierno y el frío durante el verano y maximizar la entrada de luz. Este sistema se armoniza con un sistema automático de iluminación, que por medio de sensores activa mayores o menores cantidades de luz artificial para el edificio. El agua de lluvia en esa torre de reutiliza en otras tareas.
Los propietarios de construcciones inteligentes ven una reducción en sus recibos de agua y de electricidad y mayor valorización de su inmueble, en comparación con un edificio convencional, anota el BM.
El efecto de la urbanización citadina en la salud, lo refiere la Organización Mundial de la Salud (OMS) en los traumatismos, principalmente ocasionados por vehículos; las enfermedades no transmisibles ( cardiovasculares, cáncer, diabetes y respiratorias crónicas), las enfermedades transmisibles (tuberculosis y VIH/Sida), dietas malsanas, inactividad física y consumo nocivo de alcohol, así como con los riesgos asociados a brotes epidémicos.
La Corporación Financiera Internacional ( IFC), miembro del Grupo Banco Mundial, puso a disposición de los interesados, un software gratuito llamado
EDGE (Excellence in Design for Greater Efficiencies). Este programa muy fácil para usar “ ayuda a los promotores inmobiliarios a calcular dónde se pueden ahorrar energía y agua y cómo.”