Liderando un grupo de once personas, el ingeniero Bruno Castillón puso el nombre de nuestra Universidad en boca de todo el mundo, al inventar y patentar –incluso en Estados Unidos– una incubadora de última generación que permite salvar la vida de bebés prematuros en alto riesgo.
¿Cuál es el secreto de su éxito? La creación de un sistema de innovación concebido especialmente para producir tecnología.
¿Qué es lo esencial para ser un inventor?
Como investigador parto de la premisa de que todo está mal, de que siempre hay algo que puedes corregir. Entonces estás cuestionando cualquier tipo de tecnología y viendo cómo encontrar soluciones. Hay que pensar siempre cómo hacer un sistema que pueda tener buenos resultados. Lo pongo de esta forma: si se quiere manzanas, no hay que hacer manzanas, hay que sembrar el árbol de manzana, luego éstas vienen por si mismas. Entonces si se quiere tener tecnología hay que crear sistemas que produzcan tecnología, luego ésta viene por sí sola.
¿Cómo nació la idea de la burbuja neonatal, el invento que ganó el concurso de Indecopi?
En el Grupo de Investigación de Equipos Médicos y Sistemas (GIDEMS) de la PUCP queríamos desarrollar equipos médicos acá en el Perú. Fuimos elaborando el proyecto y luego nos dimos cuenta que estábamos por el camino equivocado. En nuestra intención de hacer algo por el país estábamos copiando tecnología y copiando siempre íbamos a ser segundos. Así que decidimos buscar alternativas y hace cuatro años se originó la idea de la burbuja neonatal (un equipo que brinda a un neonato un ambiente aséptico y con parámetros de aire y temperatura controlados).
¿Qué sintió en el momento que vio su invento terminado?
Cuando comienzas un proyecto primero te parece imposible, pero cuando ya lo vas alcanzando, parece que no tanto. Cuando se vuelve posible te trazas una nueva meta, cuando la alcanzas te trazas otra y así vas escalando. Es por eso que nunca celebramos éxitos porque siempre estamos insatisfechos. La investigación tecnológica crea dependencia, cada vez necesitas más para estar más contento contigo mismo.
¿Podría decir que la burbuja neonatal es el proyecto más importante que ha realizado?
Aquel que dice que ha hecho el trabajo más importante de su vida está muerto. Hay que cada vez ser más ambiciosos.
¿Qué hacer para minimizar el riesgo de fracasar?
Tengo un secreto para no fallar en los proyectos. Yo les digo a mis alumnos que cuando comiencen un proyecto ya lo tengan resuelto. Entonces solamente les queda desarrollarlo.
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¿El apoyo de la Católica fue importante para el desarrollo de la burbuja neonatal?
Definitivamente, tuve apoyo directo e indirecto de muchos profesores y autoridades de la universidad. Además no sentí celos profesionales y eso es muy importante. Me apoyaban con estudiantes y con recursos económicos, a fin de continuar con el proyecto. Esto es fundamental porque en el Perú hay muy poco apoyo a la investigación. Hubiera sido imposible construir algo importante sin el apoyo de la universidad como institución. Uno puede estar motivado a desarrollar un proyecto, pero no es suficiente, hay que tener más y la universidad te apoya, te da cursos. Entonces sumas capacidades, estrategias, motivación, dinero, estudiantes creativos y el asunto resulta.
¿En la universidad usted está ayudando a formar alumnos con esta visión?
Permanentemente. La Universidad Católica es conciente de que así el sistema se mantiene. Como institución abrimos la oportunidad a estudiantes de distintas especialidades para capacitarlos a todos juntos el pasado verano. Tuvimos estudiantes de Ingeniería Industrial, Mecánica, Informática, Electrónica. También invitamos a alumnos de la Universidad de San Marcos, de Ayacucho y de la UNI. Queríamos que de esa mezcla y contraste salieran nuevas ideas, que aflorara la creatividad.
Usted estudió el pregrado en Cajamarca ¿Por qué decidió venir a la Católica?
Fui como a cuatro instituciones antes de llegar a la PUCP en 1993, buscando el apoyo para continuar mis proyectos. Estas puertas fueron las que se abrieron y aquí me quedé. Me parecía increíble estar en una institución tan prestigiosa como la Universidad Católica. Mantenerme en ella ha sido un reto y lograr éxitos también.
¿Cómo podría describir su experiencia en esta universidad?
Para mí significó una oportunidad de crecimiento profesional muy importante, pude desarrollar ideas y conceptos, así como cumplir sueños y anhelos casi infantiles. Este es un ambiente confortable, tanto por la belleza de su campus como por el trato horizontal que existe entre profesores y estudiantes.
¿Se imagina estar otros quince años más trabajando aquí?
Un Perú grande debe tener instituciones grandes. La Universidad Católica es definitivamente una de ellas y yo me proyecto hasta vislumbrarla gigante, así que definitivamente quiero estar aquí para verlo.
Fuente: Entrevista realizada por el Grupo Gidems
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