En los pueblos pequeños del interior los alcaldes hacen lo que se les vienen en gana. Nadie les controla. Los pobladores y autoridades son cómplices. Tal sucede con el alcalde del  distrito de Azángaro, provincia de Yauyos. Nosotros en el presente año nos ha tocado viajar cerca de 4 veces. En la fiesta Patronal de ese distrito apenas se presentó, para desaparecerse luego.

La mayoría de los moradores entrevistados clamaron por el pésimo gobierno edil de Valentín Quispe Gutiérrez, alcalde de Azángaro. Sostienen que, “dicho ciudadano vive en el distrito de Mala, Cañete, donde atiende en su carpintería, descuidándose del distrito, pues han aprendido la mala maña de sus antecesores. Durante los gobiernos anteriores los alcaldes estaban prácticamente blindados tanto por el gobierno, el Poder Judicial, la Fiscalía, como por el Poder Electoral. Estos zamarros iban al pueblo, donde muchos no tenían domicilio, por ser  golondrinos, habían aprendido  llenar el libro de actas, generalmente en la costa, registrando como si hubieran reunido en el lugar  donde fue elegido. Esta forma delictiva de actuar de los alcaldes la conocemos de cerca, pues los pobladores no se callan. De esta y otra denuncia estamos acostumbrados de escuchar.

Esta manera delictiva de vivir  asimilaron también los regidores, que en vez de fiscalizar fueron campeones en firmar actas amañadas y hechas en otros lugares, tapando así su convivencia corrupta.  

El caso de un regidor que vive en Chincha es increíble, se nos dijo que se trata de un profesor. Argumentaron que no la conocemos, porque ni siquiera se hizo presente durante la campaña electoral.
 

 

 

 

 

“Se sabe que los alcaldes de la sierra viven en la costa y van al distrito de donde es alcalde, una sola vez a la semana, salvo raras excepciones. Como es el caso también de los alcaldes de los pueblos del norte de Castrovirreyna que viven todos en Chincha.”

 

 

Raro muy raro de lo que sucede en Azángaro.

Llegamos para entrevistarlo al alcalde Quispe hace unos 15 días para que diga su versión de la protesta del pueblo y las obras que viene realizando en ese distrito que tiene más de medio siglo de vida. Dormimos en el hospedaje del Municipio y no logramos verlo ni el sábado, tampoco el domingo.  

Se sabe que los alcaldes de la sierra viven en la costa y van al distrito de donde es alcalde, una sola vez a la semana, salvo raras excepciones. Llegan al pueblo el sábado por la noche, y regresan  junto con los demás pasajeros el domingo por la tarde, otras veces lo hacen a mitad de la semana. Todo está calculado matemáticamente para “robar oficialmente”. El alcalde cobra su mensualidad, los regidores sus dietas como si hubieran trabajado.

¿Dónde está el Congreso de la República para fiscalizar? ¿Dónde están los subprefectos? Según parece en conciliábulo y contubernio, y ¿el pueblo? Callados, porque la mayoría de los moradores son sus familiares, por lo general. ¿Qué asquerosidad y delincuencia bajo el amparo del gobierno?.

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