Para una ciudad es más rentable que sus habitantes se trasladen usando electricidad que combustible. Por eso, más de 10,000 buses eléctricos ya circulan en ciudades de todo el mundo, según la firma de autos china BYD. Aunque todavía se mantiene el problema del lento retorno de la inversión para la empresa operadora —en cuyos libros no se reflejan los ahorros sociales indirectos de los que sí se beneficia una urbe—, este tiempo cada vez se acorta más. Siguiendo la tendencia global, en el Perú un proyecto piloto prevé tener rodando el primer bus eléctrico del país en el 2018, como alimentador del Metropolitano.
La Línea 1 del tren eléctrico generó en el 2014 un ahorro de US$74 millones (US$51 millones en productividad, US$7 millones en salud y US$16 millones en combustible), calculó un estudio de UTEC en el que se analizaron las ventajas de masificar la movilidad eléctrica en Lima. No obstante, para el profesor Norvic Chicchon, director general de hidrocarburos del Minem y uno de los encargados del estudio, implementar las siguientes líneas del tren está generando tantos problemas y es tan caro que enfocarse en sistemas de buses BRT (Bus Rapid Transit) —como el Metropolitano o los corredores viales— es una opción más realista.
Sobre la marcha con buses chinos
Si el costo promedio de un bus eléctrico en América Latina es de US$500,000 y el de uno convencional, la mitad, los ahorros calculados por UTEC pagarían el sobrecosto de la nueva tecnología en sólo dos años.
Con estos cálculos en mente, en el Perú, la ONG Global Sustainable Electricity Partnership, BYD y ProTransporte se han asociado para desarrollar un programa piloto que ponga en operación un bus eléctrico como alimentador del Metropolitano.
Poidl y Chicchon aceptan, sin embargo, que los ahorros en productividad, salud y la menor contaminación no influyen en el retorno de la inversión de un operador privado. Un estudio hecho en China en el 2013, que recoge la ONG suiza Repic, calculó que “los costos anualizados de los buses eléctricos, incluyendo inversión y energía, son 35% más altos que los de los buses a diésel”.
Sin embargo, el estudio aclara que esto se debió a que los buses eléctricos estuvieron disponibles sólo el 70% del tiempo, por averías “típicas de nuevas tecnologías, que también se observaron en los primeros buses a gas”.
Desde entonces la tecnología se ha perfeccionado muy rápido, asegura Poidl.
El estudio de UTEC destaca los casos de Bogotá y Sao Paulo, en los que los costos sumados de mantenimiento, energía e inversión durante toda la vida útil de un bus eléctrico fueron US$127,000 y US$349,000 menores que los de uno a diésel, respectivamente.
Aunque el plazo aún es largo, la ansiada viabilidad financiera de la movilidad eléctrica se observa cada vez más cerca. En el lanzamiento del piloto uruguayo, el presidente Tabaré Vásquez aseguró: “el futuro es eléctrico”. Las fuentes, los estudios y la lenta masificación de la tecnología parecen confirmarlo.
Fuente: Semana Economica
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