Antigua Plaza de Armas del distrito de Aurahua, ahora desaparecido para siempre.
La nueva plaza de armas con una deprimente arquitectura sin ninguna gracia, solo sabemos que tuvo un presupuesto abultado.
Por: Profesora Carmen Soldevilla C. (publicado 05-12-2014)
La fiebre por “modernizar” los espacios públicos se ha instalado desde hace buen tiempo en nuestros pueblos andinos, roguemos que no sea para siempre.
La destrucción de la identidad de nuestros pueblos se la debemos en gran medida a la mayoría de alcaldes en el Perú, quienes sin realizar adecuadamente los presupuestos participativos, ni considerar la opinión de sus pobladores, toman decisiones como si fueran pequeños emperadores de sus distritos para cambiar la arquitectura a su libre decisión.
Estos casos son muy comunes en las obras públicas que ejecutan los gobiernos locales últimamente. Pero no solo es eso, también la situación se hace más compleja porque además las obras de uso colectivo se ejecutan sin la consulta sobre su pertinencia y mucho menos considerando la opinión, el análisis y el debate adecuado con especialistas. Las reuniones para decidir la ejecución de estas obras, debería ser realizado conjuntamente con los mismos pobladores que, son los auténticos usuarios de los espacios públicos. Pareciera que se prioriza la opinión de los ingenieros o arquitectos contratados por los alcaldes que hacen los planos fríos, descontextualizados de la realidad de nuestros pueblos.
Hace unos meses atrás se detuvo la demolición y la tala de las históricas palmeras de la Plaza de Armas de Chincha. La protesta airada de los chinchanos hizo retroceder al alcalde en su afán por cambiar su histórica plaza y construir otra “moderna”. El alcalde chinchano había tomado una decisión unilateral, prepotente y antojadiza de destruirla e iba cambiarla por otra con caídas de agua, sin las palmeras evidentemente, con luces de colores y todo tipo de ornamentos de “primer mundo”. Felizmente la presión de sus pobladores que protestaron de manera enérgica y la participación en las redes sociales fue tan fuerte que se detuvo este hecho; intervinieron el Ministerio del Ambiente y el Ministerio de Cultura para poner orden en esta arbitraria decisión. Ahora, la plaza está en espera de mejor suerte.
Lamentablemente no todas las plazas tuvieron la suerte de Chincha. En el distrito de Aurahua, en Castrovirreyna la “modernización” ¡sí se ha consumado!
« Ahora tendrán con esta gestión municipal una plaza diferente, “moderna”. La feria dominical de productos que se desarrollaba tradicionalmente en su plaza, ejemplo para otros pueblos que se realizaba en un espacio abierto de congregación horizontal, a partir de este cambio, con el nuevo diseño de plaza que tendrán los aurahuinos, lo harán entre subir y bajar escaleras.»
Ahora tendrán con esta gestión municipal una plaza diferente, “moderna”. La feria dominical de productos que se desarrollaba tradicionalmente en su plaza, ejemplo para otros pueblos que se realizaba en un espacio abierto de congregación horizontal, a partir de este cambio, con el nuevo diseño de plaza que tendrán los aurahuinos, lo harán entre subir y bajar escaleras.
Tal vez las ventas y la exposición de productos agrícolas, ganaderos y artesanales serán ahora en medio de chorros de agua, plantas ornamentales exóticas traídas de otros climas que después se secaran. Asientos de cemento fríos en las noches y muy calientes durante el día, esto y mucho más le quitara la calidez a esta plaza sencilla, amplia y abierta. Según se observa en la imagen, los eventos como el intercambio de comestibles y socialización entre compoblanos que se realizaba a vista y mirada de los unos a los otros, es historia, no estará más. La imagen además nos muestra ese contraste chocante y agresivo entre los bloques de cemento y las casitas de adobe y las cerros majestuosos del hermoso pueblo de Aurahua. Es una perdida más para la provincia.
« A las autoridades de los distritos de la sierra peruana pareciera que les disgusta la sencillez de nuestra arquitectura, que contrasta bellamente con lo agreste de nuestra geografía, lo simple de los trazos de nuestras calles, de nuestras plazas, sencillas y abiertas. »
A las autoridades de los distritos de la sierra peruana pareciera que les disgusta la sencillez de nuestra arquitectura, que contrasta bellamente con lo agreste de nuestra geografía, lo simple de los trazos de nuestras calles, de nuestras plazas, sencillas y abiertas. Últimamente estamos acostumbrándonos a modelos de arquitectura recargados, muchas veces antiestéticos y mal copiados de otras realidades.
La arquitectura de nuestros pueblos, se está deformando y nos estamos quedando sin identidad. Ya se ha hecho costumbre que en nuestras construcciones priorizamos el uso del cemento en lugar de la piedra, del ladrillo en lugar del adobe, de la calamina en lugar de la teja, el fierro en lugar de la madera, sin darnos cuenta que estamos rechazando la herencia que dejaron nuestros padres y abuelos. En gran medida estamos despreciando lo que ellos construyeron en base a buen criterio, usando los recursos que nos brinda nuestra geografía, sin alterar el paisaje natural y viviendo en armonía con la naturaleza.
Es triste comprobar que en estos tiempos de desarrollo, de supuesta “modernidad”, la consigna sea destruir nuestra identidad como muestra de vergüenza por ser andinos. Y para empeorar la situación ya sabemos que, muchas autoridades municipales aprovechándose de esta equivocada percepción ejecutan obras tangibles para justificar los gastos de un supuesto “desarrollo” que muchas veces solo es pretexto para desfalcar las arcas del estado, es decir, mal usar el dinero de todos.