En esta tradición el pueblo en su totalidad, se vuelca a las calles para disfrutar de la alegría de las comparsas.
Por: Ferrer Maizondo Saldaña - Doctor en Educación
Cantando y bailando, bailando y cantando las comparsas recorren calles y plazas. Los carnavales en Huanta es un derroche de alegría, picardía y espontaneidad. No sólo el centro, sino toda la ciudad se va llenando de comparsas.
Pim niwankitaq, maymi niwankitan Pim niwankitaq, maymi niwankitaq Yo soy huantinito pasiakamuchkani Yo soy huantinito purikamuchkani.
Con estilo inconfundible, Julián Rojas y Ovidio Cárdenas, tocan sus primorosas guitarras que apretados sobre sus pechos hablan y lloran con mucho sentimiento; las cuerdas vibran transformándose en melodía, tiemplan los espíritus y generan un desborde romántico contenido por las clavijas. Rubén Ribera, Julio Pinillos, Lourdes Pineto y Domitila Espinoza, cantando y zapateando con fuerza repiten una conocida y mil veces cantada:
Quinientos años quisiera vivir yo para quererte todo ese tiempo, para adorarte ese tiempo.
Hay un desborde de entusiasmo, colorido, talco y serpentina, promovido por Rosa Palomino, quien vestida de chuto, eleva la voz conjuntamente con las profesoras Rocío Bustamante, Eneida Palomino y Ruth Velapatiño. Las canciones son tiernas, amorosas, picarescas, jocosas, algunas veces triste.
Vibra el acordeón de Rómulo Andía, quien apretando una o varias teclas, abre y cierra las cajas armónicas. El sonido mágico del viento y la sencillez del mundo son expresados por Alberto Rojas y su quena de carrizo. Juana Cárdenas, Yolanda Calle y César Calle, suspirando los recuerdos de viejos amores no dejan de cantar:
Si tú me quisieras, como yo te quiero te daré la llave de mi corazoncito te daré la llave de mi corazoncito.
Músicos y danzantes, van visitando los barrios, y se detienen en las esquinas o las casas de los vecinos para un liviano y breve descanso. Con blusas blancas y blondas, Cristina Reátegui, Mery Velapatiño y Olga Barbosa brindan un añejo vino y continúan cantando:
Los solteros a la calle los casados a sus casas.
La prosa y la elegancia de la huancaína Carmen Córdova y la tarmeña Magda Gonzales, hacen juego y gracia con los versos que Ernesto Sáez y Fredy Córdova, entonan a viva voz. Jaime Saboya, “Nelson”, golpea la parte final de una quijada de burro con la palma de la mano cerrada; el coro eleva la voz:
Desde lejos he venido Desde lejos he venido. Solamente por quererte Solamente por amarte.
Versos irónicos y mayormente en quechua, son entonados por Gloria Torres, Diva Palomino, Vichy Córdova, Lida Cemón, Robert Barbosa y Javier Matta que bailan, brindan y celebran. Agua, talco, serpentina y el vino que no deja de circular refrescan la memoria:
Los versos son el espíritu de los carnavales. Un picaresco diálogo entre hombres y mujeres permite una letra vivaz y juguetona.
Aquí traigo carnavales los que quieran que se gocen, los que no quieren que se jodan.
En su andar llevan alegría y entre verso y verso es una constante lo romántico, amoroso y tierno en la voz de Hugo Matta, Flor Ramírez, Ciro Calderón, Dila de Márquez y Nivardo Guerra.
Desde Miraflores he traído flores En una canastita llena de amores.
Calles y especialmente la zona céntrica se llena de colorido y alegría. Hay un sabor quechua sobre las canciones en castellano. El cantautor Julio Velapatiño es la música, voz, letra y sentimiento de las retamas; eterno enamorado, va rematando la noche elevando su voz:
Bailemos, cantemos sobre la granada Hasta que reviente agua colorada.
Nelly Medina, Roberto Barbosa, Lida Cerrón y Fredy Quispe, cantan con mucha emoción los versos del maestro Ranulfo Fuentes: