Estimado Pedro,
En nuestra reunión el 28 de abril en el pueblo de Máncora, le dije que si fuera elegido presidente y no deslindaba del marxismo leninismo ni renunciaba a la constituyente se iban a producir dos situaciones, una en el ámbito nacional y otra en el internacional.
En el ámbito nacional
En lo económico, se generaría una nueva ola recesiva marcada por el incremento de los índices de pobreza, la fuga de capitales y ahorros internos, el alza del dólar, el aumento de precios incluidos los alimentos más importantes.
En lo político, la confrontación entre los electores de ambas partes sería cada vez más violenta y no cesaría hasta que los contrincantes se den cuenta de que la razón por la cual ninguna de las partes puede ceder es porque el costo de convocar una constituyente en los términos de Perú Libre es altísimo.
Para los votantes de la derecha, una Asamblea Constituyente es un caballo de Troya lleno de políticos izquierdistas quienes gradualmente diseñarán nuevas armas legales para despojarlos de sus propiedades y capital, renegociar o anular los contratos privados y estatizar o nacionalizar arbitrariamente. Y por eso van a batallar hasta las últimas consecuencias.
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Para los votantes de izquierda, el problema principal del Perú es la desigualdad y, debido al deterioro de su situación económica, están desesperados. Lo que ven en el programa del contrario es una restauración del statu quo, pero no una salida de su pobreza. Desde el inicio de la pandemia, debido a una política de restricciones y confinamientos mal concebidos, se ha devastado la economía informal de la cual vive el 80% de ellos, colapsando la mitad de sus empresas y obligando a millones de informales a buscar recursos infructuosamente. Por ello, como advierte Guy Ryder, jefe de la Organización Internacional del Trabajo, estos ya han agotado la mayor parte de sus ahorros e ingresos y, en poco tiempo, “simplemente perecerán” por descapitalización.
En el ámbito internacional
Si usted ganara las elecciones y lo siguen identificando como un marxista-leninista que propone un cambio radical de la Constitución, yo le anticipé que no era improbable que se active de una forma u otra el principio de la llamada responsabilidad de proteger. Este sería el caso si la comunidad internacional creyera que su constituyente es lo que típicamente utiliza el marxismo-leninismo cuando quiere dominar un país en el cual su grupo local no tiene mayoría (una especie de caballo de Troya que Lenin describia como “la captura de las alturas dominantes del poder”). En este caso no sería imposible que la constituyente sea considerada una guerra por delegación con el objetivo de transformar al Perú en una cabecera de playa del marxismo leninismo en Sudamérica.
Sin embargo, cuando en Máncora usted anunció “hemos tenido una reunión con Hernando de Soto y le hemos aclarado que no somos comunistas”, fue un paso importante en la buena dirección.
Pero hoy es claro que decir que uno no es comunista ya no es suficiente, la única forma en que usted puede probarlo es dejando de lado la convocatoria a la constituyente, que en las manos de una organización autodenominada marxista-leninista es una propuesta típica del comunismo.
Esto es urgente porque el tema de la constituyente combinada con la recesión, la fuga de capitales que no cesa y los discursos deseándole la muerte a los rivales, se está convirtiendo en un caldo de cultivo para caudillos de izquierda o de derecha.
Además, le aseguro que después de que el público se entere del resultado de las investigaciones que se describen en las páginas siguientes, quedará probado que para desarrollar los programas de Perú Libre no es necesaria la constituyente porque todas las normas y convenios que necesita ya se encuentran en el ordenamiento legal. A continuación una síntesis de dichas pruebas:
Las pruebas de que una nueva constitución es innecesaria [sigue]
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