Visitar la
Casa Hacienda Santa Rosa es trasladarse a la otrora muestra de la opulencia. Cualquiera que aprecie la historia y la belleza de las casonas coloniales de la casa hacienda Santa Rosa de Lima se trasladan inmediatamente siglos atrás, y son testigos de su ostentosa estructura.
Según información de la Dirección de Comercio Exterior y Turismo, la casona colonial
data del siglo XVII, según las características presentadas por la capilla es de estilo barroco. La casa hacienda está constituida a base de piedra y cubierta con cal. Resalta una pequeña capilla colonial en cuyo interior yace la tumba de uno de los propietarios, en el altar mayor ostenta como patrona a Santa Rosa de Lima. Esta situada a poco kilometros de la ciudad de Huancavelica.
El nombre de los constructores y primeros propietarios del predio se pierden en el tiempo, el primero del que se tiene referencias es de Joaquín De La Breña, la última remodelación que sufrió la capilla fue en 1857 por encargo de Domingo de Orbezúa para regalársela a sus hermanas, de ese hecho existe una placa que permanece hasta hoy. Los últimos propietarios conocidos fueron
la familia Patiño, poseedores de grandes extensiones de tierras y productores de alcohol.
La casona en la actualidad es de propiedad del Gobierno Regional de Huancavelica. Remodelada y puesta en valor, este inmueble podría ser parte de una ruta turística que significaría un impulso económico para la
comunidad de Pumaccoria. La casa hacienda y capilla de Santa Rosa tienen declaratoria de Patrimonio Inmaterial de la Nación.
Sin embargo, al querer ver la iglesia y entrar a un patio,
lo primero que encontré fue un muro caído, en él se aprecia una bella pintura de matices rojizos, que entre flores y portales, detalla la llegada de un barco con cargamento. En el muro contiguo se evidencia vestigios de otra pintura que refleja a una familia adinerada y lo que vendría a ser el personal que trabaja para ella.
Debajo de ambas pinturas hay otra que representaría hermosas ramas de flores y sus hojas, una muestra más de lo que podría ser una pintura colonial. La pared está caída, dañada por las lluvias que corrieron el adobe, en la pintura. El techo que la cubre está caído desde hace mucho tiempo.
Parte de los daños no solo lo hizo la naturaleza y el paso del tiempo, también lo hicieron jóvenes que plasman corazones, nombres de personas e iniciales. Gente que no sabe respetar su patrimonio.
El estado de la iglesia es similar al de los muros del exterior. El techo no tiene mantenimiento y lo cubre un costal de rafia, las imágenes no están completas, el arco que da al altar tiene rajaduras y parches de yeso que dañan la belleza original de la pintura. La humedad proveniente de las constantes lluvias serranas acaba con casi toda la belleza del lugar.
El altar mayor tiene ocho hornacinas y un sagrario abandonado, cuentan los lugareños que
allí habrían imágenes antiguas, entre ellas de Santa Rosa y San Martín, las cuales no saben su paradero.