Por: Gustavo Mohme Llona - Editorialista La República
Si algo caracteriza al ex fiscal supremo y ex fiscal de la Nación Pedro Gonzalo Chávarry, es su vocación persistente de subsistir a cualquier costo. Una vez reemplazada la facción mayoritaria que lo protegió en el Congreso y que recibió favores políticos a cambio, Chávarry navegó por aguas procelosas con habilidad de equilibrista. Hasta que finalmente la red de contención se rompió. Ayer, por 6 votos a favor y ninguno en contra, el pleno de la Junta Nacional de Justicia determinó que Pedro Chávarry cometió una falta ética muy grave y, por tanto, el fiscal supremo fue destituido de la Fiscalía.
Según la Junta, el fiscal violó la Ley de la Carrera Fiscal que exige a los representantes del Ministerio Público resguardar “la ética y la probidad”, máxime si se ocupa el más alto cargo como era su caso. El fiscal Chávarry tuvo la consabida relación telefónica de “hermanito, hazme un favor” con el ex juez supremo César Hinostroza. Por eso, uno de los 4 casos que fueron valorados para la decisión de la Junta fue el de la relación de Chávarry con los llamados “Cuellos Blancos”, organización que a partir del poder político buscaba construir un poder mafioso en el corazón del Poder Judicial.
También fuimos testigos de una enorme protesta popular ocurrida el fin de año de 2018 por otra decisión adoptada por el fiscal Chávarry, al separar de sus cargos a los fiscales que dirigen las investigaciones de corrupción asociadas a políticos y empresas brasileras, en el marco de la operación Lava Jato. La presión de las calles obligó a la reposición de todos los removidos. Ante los ojos estupefactos de la ciudadanía, el fiscal Chávarry, como fiscal de la Nación, ordenó el 5 de enero del 2019 deslacrar una oficina en el Ministerio Público que había sido cerrada por orden de un fiscal especial del grupo Lava Jato. Su personal de confianza y la seguridad recogieron cajas de contenido desconocido y las retiraron, mientras una cámara filmaba el ilegal hecho.
Quizá uno de los hechos más complicados de explicar será el sobre, documentos y apuntes del expresidente Pedro Pablo Kuczynski, que la actual candidata Keiko Fujimori dirigió a Pedro Chávarry, en su condición de fiscal de la Nación en agosto del 2019, y que tuvo como intermediario al actual candidato presidencial, Daniel Salaverry. La declaración de Salaverry apuntó directamente a Keiko y reveló un tinglado de operativos fiscales con fines políticos que utilizaban a Chávarry como alfil del fujimorismo.
Esta destitución es producto de la lucha incansable de muchos que, como La República, tenemos fe en el Perú y su futuro. Ha sido un buen día para la lucha contra la corrupción.
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