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Centro Tantará, en su hora final

Estaba pronosticado que este local del Centro Tantará iba ser el club social cultural que reuniría a toda la colonia tantarina radicada en la capital nacional.

Un grupo inescrupuloso de tantarinos hicieron maniobras delincuenciales para convertir este centro social en un lavadero de carros con fines lucrativos personales, entre ellos un tal Guillermo Guillen Quispe.
Un grupo inescrupuloso de tantarinos hicieron maniobras delincuenciales para convertir este centro social en un lavadero de carros con fines lucrativos personales, entre ellos un tal Guillermo Guillen Quispe.

 

Por: Esteban Saldaña Gutiérrez

Ingeniero Industrial

 

“Por sus hechos lo conoceréis” se lee en las sagradas escrituras. “Obras y no palabras” espetaba un dictadorzuelo de marras. Estos extremos se juntan. Uno divino y el otro mundano. Así sucede con el Centro Tantará, una de las instituciones matrices que sobrevive en nuestra ciudad capital, y que hoy corre el riesgo de desaparecer.

 

Quienes creían, dentro de su buena fe, que la opción del señor Carlos Cuba Sequeiros representaba la mejor alternativa para recuperar y rescatar nuestro local institucional de manos de gente inescrupulosa, se encontraran hoy día completamente desencantados.

 

Hay que ser absolutamente miserable para atentar contra nuestro propio distrito, para robarle al pueblo que lo vio nacer y crecer. Todos los indicios señalan a Guillermo Guillen Quispe como el propietario del lavadero de carros que opera en nuestro local.

 

 

 

Esta es la persona que usando su cargo de presidente del CT fingió dar en alquiler a un tal Abel Solís. Como este tipo es de la misma entraña que su mentor viene haciendo y deshaciendo de nuestro local como se le viene en gana. Obtuvo una licencia “trucha”, rompió muros y paredes, instaló maquinarias que debilitan la frágil infraestructura, usa el local no solo como lavadero de carros, sino también como cochera, taller clandestino y hasta sub arrienda para festividades, todos los desmanes posibles.

 

El año 2022 se pretendió recuperar nuestro local y cuando se estaba a punto de lograrlo, a través de una medida de fuerza decretada por la municipalidad, un cambio “conveniente de funcionarios” trunco el primer cierre y clausura del carwash.

 

Al iniciar este año la Municipalidad programó un nuevo cierre y clausura definitiva y es allí donde apareció la figura de quien hoy detenta y usurpa impunemente la representación institucional, Carlos Cuba Sequeiros, quien, confabulándose con Guillermo Guillen, el tal Abel Solís y su concubina Yaneth Valdiviano, fraguaron documentos y obtuvieron una nueva licencia, esta vez definitiva, para seguir  explotando nuestro local como lavadero de carros, y marginalmente como cochera nocturna y local de fiestas.

 

 

Todos los contratos han vencido con fecha 30 de agosto del 2024 y estos que fungen de inquilinos, de la mano de otro que funge de presidente, todos digitados por el titiritero Guillermo Guillen y su abogado, no piensan entregar nuestro local, contrariamente utilizan cualquier pretexto y buscan nuevas coartadas para seguir usufructuando nuestra institución. Las fuerzas oscuras han tomado cuerpo y ahora se ha convertido en una seria amenaza contra la propiedad institucional, reforzado con el hecho que el Centro Tantará se encuentra acéfala, sin representación legal y por lo visto, por tiempo indefinido.

 

Para empeorar las cosas y hacer más lóbrega aún la situación, la única persona que está facultada para convocar a elecciones generales y elegir una nueva junta directiva y ellos sí, con todas las prerrogativas legales desalojar a este clan de usurpadores, ha mostrado su total negativa a esta posibilidad.  

 

Esta es la situación real del Centro Tantará. Años anteriores celebrábamos la fiesta de año nuevo, se llevaban regalos a los niños de Tantará. Las fiestas de carnavales, de mayo, de setiembre y navidad se hacían desde la víspera. Hoy tienen que pedir permiso y autorización al inquilino, si este buenamente acepta te da por un solo día y si deseas llevar adelante una asamblea, con total desprecio te da un espacio, una esquina. A ese nivel de bajeza y humillación se ha llegado.

 

 

 

Solo la unidad y la reconciliación nos dará fuerzas para recuperar nuestro local y nuestra dignidad como institución, separando, claro está, la paja del trigo. No seamos indolentes. Mañana será demasiado tarde. Nuestro local habrá pasado a otras manos a través de testaferros y mafias que vienen operando.

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