Por: Eucadio Gutiérrez Solano  Profesor/Periodista

Increíble, pero cierto. El distrito de Chavín creado indudablemente por el Congreso de 1923, vive con una concepción aterradora de ignorancia bárbara que no sabe reconocer sus derechos y menos respeta los derechos de los demás.  

Pareciera que desde ese tiempo aplican la regla: “local manda”, “que vaya al diablo la ley”. Es decir, hacen lo que quieren. Acuerdan lo que quieren. Y roban cuando quieren. Se eligen entre ellos, “aunque se detestan”. La ignorancia es el mal cancerígeno. No tienen visión de superación y honestidad.

A la luz de la verdad, Chavín tiene 197 años de fundación como distrito, con jurisdicción territorial, en aquel tiempo formaba parte de la provincia de Castrovirreyna. A partir de 1920 se organizan para formar una comunidad, que fue inscrita en Registros Públicos en el año 2005. Lo más extraño del caso, de pura ignorancia, lo inscriben el territorio chavinero como si fuera solo comunidad, menos como distrito con ámbito territorial, el distrito existe nada más en el papel, en la teoría; pero en la práctica es un distrito fantasma sin circunscripción de terrenos. Es un espantapájaros, por ejemplo, en los tratos con la mina. Su presencia no tiene valor. Aparece cuando es parte de la corrupción, en tanto los detractores ganan la alcaldía.

Pruebas al canto. La comunidad campesina es “propietario” de más de 70 mil hectáreas de tierras, adueñándose de la mayor parte de terrenos con escritura pública, o sea con dueños. El plano fue hecho por la compañía minera Milpo, para firmar el Convenio Marco en el año 2005.  Luego 4 ignorantes hacen el Estatuto de la Comunidad, violando la Constitución Política del Perú. Hay acuerdos comunales insólitos que causan risa. “Los acuerdos celebrados en Chavín son los únicos que valen”. “Para ser comunero hay que ser votante en Chavín, donde se atenta contra La Constitución, mezclando la política con hechos civiles”.

Otro detalle falaz y discriminatorio, que merece la intervención de la Defensoría del Pueblo y otros organismos de derechos humanos. Se han inscrito a los comuneros, en el padrón comunal, con suspicacia y discriminación, dando prioridad, en todos los beneficios, a los llamados “comuneros calificados”, que la mayoría son “bambas”, o comuneros postizos, porque que nacieron en Chincha Alta, y que fueron incorporados clandestinamente. Se ha dado conocer que son 940 comuneros, los únicos que tienen derecho a comer y tener beneficios de la mina, y de paso para tener gollorías y volverse ricos, siendo miembros de la empresa comunal: ECOSER, creada para beneficio de la lacra de dirigentes.

Aquí lo increíble de la discriminación. Los comuneros natos, contemplados en el Estatuto de la Comunidad carecen de beneficios y pasa una vida terrible; y, a ellos lo único que les queda es ver pasar por su lado grandes cargamentos de víveres, panetones, beneficios y camionetas de último modelo manejados por rechonchos choferes, que ayer parecían tuberculosos.  Se trata de una abierta injusticia y discriminación. Hace algunos años descaradamente los comuneros natos fueron separados del Padrón Comunal, para que los repartos de beneficios lleguen en mayor cantidad para los denominados “comuneros calificados”, hijos mimados de los malos dirigentes y la compañía minera. A las personas de la tercera edad, auténticos comuneros, lo vimos llorar, por la arbitraria separación de que fueron víctimas, y no recibir ningún beneficio, a pesar de los millones de soles que provee la mina como aporte social a la directiva comunal.  Un pésimo mal social inaceptable. ¿Dónde están los Derechos Humanos”, y ¿los políticos fiscalizadores del Congreso?

Según se tiene conocimiento en Chavín viven entre 200 a 300 personas mayores. En los anexos moran apenas entre 3 a 2 familias, salvo algunas excepciones. Las pocas personas son los más beneficiados por la Comunidad, Milpo y Alcaldía. En otras palabras, tienen 3 gollorías; mientras que los comuneros natos, que casi todos viven en la costa, no reciben ningún pan, a pesar de ser verdaderos comuneros, y que lucharon por su tierra comunal.

Aún sigue lo más insólito. Cerca de 100 millonarios que hay de Chavín, que hicieron plata después de la llegada de la mina¸ entre ellos profesionales abyectos y sumisos a la mina, tienen el cuajo de recibir panetones y obsequios, hasta por demás, por eso ladran y rechazan cuando los comuneros honestos piden para su pueblo. ¡Qué desgracia!