China planea crear una megaurbe de 130 millones de personas con la capital Pekín como epicentro. Una iniciativa sin precedentes que supone un giro de 180 grados respecto a las restrictivas políticas de crecimiento poblacional que hasta ahora llevaba aplicando en su capital dando lugar a una megalópolis entre las las ciudades de Pekín, Tianjing y la provincia de Hebei.
Con una extensión de 212.379 kilómetros cuadrados esta nueva megalópolis se denominará Jing-Jin-Ji (Jing de Beijing [Pekín en Chino], Jin de Tianjin y Ji es el nombre tradicional de la provincia de Hebei) esta nueva urbe busca aprovechar las ventajas estratégicas que ofrecen cada una de estas áreas.
Pekín sería la encargada de aportar su valor como capital del país, además de su potencial en los campos de la cultura y la tecnología que se combinaría con la capacidad manufacturera de Tianjing y ambas ayudarían a desarrollar dentro de un mismo marco a la provincia de Hebei, especializada en industrias menores. Además el plan pretende dotar a esta nueva gran urbe de algunos servicios de los que las ciudades de provincias o las poblaciones pequeñas carecen como transporte público, una red de carreteras moderna, cines y espacios verdes, además de otro tipo de servicios y prestaciones.
Un plan sobre que se conocieron los detalles tras una Reunión del Partido Comunista Chino en la que se dieron a conocer las primeras medidas de cohesión entre estas tres zonas para configurar una nueva gran urbe.
Para llevarlo a cabo, el primer paso consistirá en reconfigurar la planficación urbanística de Pekín, reduciendo la concentración de poblacional de su centro y creciendo en su periferia. Para ello, las autoridades anunciaron un aumento del límite de población hasta los 23 millones de personas (actualmente cuenta con 22 millones), tratando de reducir la población de los seis distritos del centro de la ciudad en un 15%. Por otro lado, la ciudad también llevará a cabo una deslocalización de su administración y de muchos servicios públicos importantes a la periferia de Pekín o a los suburbios de la vecina ciudad de Hebei.
Deslocalización de las industrias pesadas más contaminantes que aun se desarrollan en zonas céntricas de la capital
La migración de estas administraciones públicas, prevista como pronto para el año 2017, irá a su vez de la mano de un proceso de deslocalización de las industrias pesadas más contaminantes que aun se desarrollan en zonas céntricas de la capital.
Se trata de un plan a largo plazo impulsado por el presidente Xi Jinping con el que busca crear una gran zona de desarrollo económico como la del río Yangtze, que atraviesa ciudades prósperas como Shanghai y Nanjing, o la desembocadura del río de las Perlas con las ciudades de Guangzhou y Shenzhen como principales motores económicos. Adicionalmente, esta remodelación propuesta para la capital y sus alrededores dotaría de una salida a la zona este del Mar de la China para Pekín.
Con una población de 130 millones de personas, que prácticamente multiplicaría por más de cuatro a la peruana, esta megalópolis integrará las ciudades de Pekín, la segunda más poblada del país con 22 millones de personas; la ciudad de Tianjing, la tercera más grande del país con cerca de 14 millones de personas; además de otras de menor tamaño como Baoding y Shijiazhuang, con 10 millones cada una; Tangshan y Cangzhou, con más de siete millones cada una; Langfang y Zhanggjiakou, con aproximadamente 4,5 millones cada una y Chengde con tres millones y medio.
Todo un reto en el que los trenes de alta velocidad actuarán como elemento vertebrador, comunicando las principales ciudades a modo de una red de cercanías descentralizada que concentre los principales núcleos entre sí. Un campo no desconocido para China que ha conseguido unir las grandes ciudades del centro y del este del país a través de su entramado de redes de alta velocidad ferroviaria.
Fuente: El Mundo
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