Por: Luis E. Forero Medina Abogado/Especialista enSaluderecho |
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En 2013 la palabra del año fue selfie, en 2014 la ganadora fue “vapear”, término acuñado por el Diccionario de Oxford, el más erudito y completo diccionario de la lengua inglesa; sin embargo la moda peligrosa de los cigarrillos electrónicos se remonta a principios de este siglo, particularmente desde el año 2005, a partir del cual se ha incrementado considerablemente su uso especialmente en Europa, Estados Unidos y Corea del Norte, territorios en los que del 2008 al 2012 su uso se ha duplicado; y ahora empieza a proliferarse en América Latina.
Aunque un documento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) concluyó que actualmente no hay pruebas suficientes para concluir que los cigarrillos electrónicos ayudan a los usuarios a dejar de fumar o no; bajo ese pretexto se acude al uso de los SEAN (Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina), cuyo producto más popular son los cigarrillos electrónicos que representan una "frontera en evolución llena de promesas y amenazas para el control del tabaco", indica la OMS.
“Por el contrario, los cigarrillos electrónicos son considerados por las autoridades sanitarias mundiales como “puerta de entrada a la adicción a la nicotina y, en última instancia, al tabaquismo, especialmente para los jóvenes.”
La mayoría de los países continúa sin dictar regulaciones legales con el fin de detener la tendencia de vapear, esto es inhalar el vapor de los cigarrillos electrónicos, que se venden en forma de cigarrillos, cigarros, puritos, pipas o narguiles bolígrafos, lápices, USB; con miles de sabores como frutas, dulces y bebidas alcohólicas.
El segmento de la población joven es la más expuesta al uso de los cigarrillos electrónicos, que si bien es cierto no queman ni utilizan hojas de tabaco ni emiten “vapor de agua”, como engañosamente se hace creer, emiten un aerosol que inhala el usuario, que de ordinario contiene nicotina, el propilenglicol, con o sin glicerol, aromizantes y variedad de productos químicos, algunos considerados como tóxicos que afectan principalmente a niños, adolescentes, mujeres embarazadas, los fetos, las mujeres en edad fecunda y a las personas que están al lado de los adictos a esos cigarrillos.
Las consecuencias de su uso pueden presentarse a corto y largo plazo tales como irritación de ojos y vías respiratorias, dificultad para respirar, irritación de garganta y boca, tos seca, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, dolor de pecho, fiebre o fatiga, aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial, insuficiencia renal, niveles bajos de sodio, síntomas gastrointestinales, vómitos y diarrea, entre otros.
Para combatir esta peligrosa moda, se ha instado a los gobiernos de todos los países a dictar reglamentaciones legales tendientes a prohibir o restringir su publicidad, para impedir su utilización en lugares públicos y de trabajo.
En las Américas, en Chile, país que sigue siendo uno de la región donde los jóvenes más fuman, a comienzos de septiembre de este año las autoridades de salud sometieron a la aprobación del Congreso un proyecto de ley que regula los cigarrillos electrónicos y vapeadores como dispositivos de tabaco.
Por su parte, en el Perú, donde el 22 % de jóvenes mayores de 20 años ya han tenido contacto con estos productos de tabaco, las autoridades sanitarias estiman que “El uso del cigarrillo electrónico incrementa cuatro veces las probabilidades del consumo de otros productos de tabaco”, por lo que está a punto de expedirse un Decreto Supremo prohibiendo la exportación, comercialización e importación de los cigarrillos electrónicos o e-cigarrillos, y los productos de tabaco calentado.
En los Estados Unidos, el uso de los SEAN está relacionado con el brote de un “Síndrome Pulmonar Asociado” que ha dejado 1888 casos y 37 muertes, al 29 de octubre del 2019.
@luforero4 |
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