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Por: Ferrer Maizondo Saldaña huachosperu@gmail.com
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Los comisionados disfrutaron de la magia, textura y sabor norteño en restaurant turístico, tradicional y representativo de Trujillo. Los chefs se esmeraron en brindar lo mejor de su vasta experiencia y sabiduría culinaria.
La conquista al paladar se inició con un cebiche de pescado fresco acompañado del amarillo ají mochero; “cebiche sin ají, no es cebiche”. Continuaron con sopa campesina, shambar; frijoles, habas y trigo con pequeños trozos de lonja de chancho y jamón serrano, aromatizado con hierba buena. Y, de fondo, corvina frita en salsa de langostino.
Show de marinera, tondero y huayno animó la tarde. Desborde de alegría entre pañuelos, zapateo, guitarra y cajón. Y, para refrescar, chicha de jora.
Celebraban la culminación de trabajo encomendado por el Ministerio de Educación. Javier Gallo y Pedro Orihuela trabajaron de sol a sol, un mes, incluidos sábados y domingos revisando procedimientos enredados de actividades, tareas y solicitudes. Y, para que la celebración sea a lo grande invitaron el almuerzo de su último día en comisión de servicios a dos guapas secretarias de la Gerencia Regional de Educación de La Libertad.
Comieron y festejaron como reyes aquel medio día porque los días y semanas anteriores se las pasaron buscando menú cómodo en restaurant que emita boleta. Viajaron como viajan a las regiones todos los especialistas del Ministerio, con la oferta que ya depositan sus viáticos; que viajen nomás. Hasta en el banco los conocían, hacían cola todos los días y salían sin cobrar. En vísperas de retorno apareció en sus cuentas los esperados viáticos.
Pidieron la cuenta y solicitaron a la moza indicar en caja que emitan la boleta detallando potajes, dividiendo lo consumido entre dos. La moza se hizo un embrollo con las indicaciones. No entendía lo explicado.
Javier, viajero eterno, conociendo como revisan las boletas en la Oficina de Contabilidad y Control Previo, y recordando que muchas veces rechazan porque el seis no tiene la curvatura adecuada o la bolita inferior del ocho está deforme, o como aquella vez que a un colega no le aceptaron su boleta porque el saltado que consumió había sido escrito con “n” y no como “m”, como corresponde a un lomo saltado; se apersonó a caja y atendió lo detalles de la emisión de su boleta.
Pedro, entretenido en la dulce y cantarina voz de las secretarias, descuidó la emisión de boleta. Ante la insistencia de la moza, de cómo emitir el comprobante, lanzó una frase como largándola. En el restaurant tomaron nota de lo indicado al pie de la letra, graficándolo con tinta azul sin alterar el pedido del cliente.
Hoy que Javier Gallo recuerda a Pedrito, asegura que bajará del cielo a pedir que anulen esa boleta y emitan otra detallando lo consumido a nombre del Programa Educación Básica para Todos. Y, lo ve con su caminar pausando dirigiéndose a la moza.
- ¿A quién se le ocurre poner de consumo? “Por lo que sea”. Anda, anda, cámbiame esa boleta. No me hagas dar cólera. ¡Si serás…¡
- Pero señor, yo le pregunté y usted me dijo que pusiera: “Por lo que sea”.
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