Con gran fervor religioso fieles celebran 121 años de Melchorita Saravia
Melchora Saravia Tasayco (Chincha, 6 de enero de 1895 - 4 de diciembre de 1951) fue una religiosa de la Orden Franciscana que dedicó su vida entera al cuidado de los pobres y enfermos del pueblo. Es recordada bajo el nombre diminutivo de La Melchorita.
GROCIO PRADO (Chincha) | Hace más cien años, en la tierra chinchana donde los artesanos construyen con destreza cestos, nacimientos y otras coloridas muestras de arte en fibra vegetal, en donde la carapulcra es el plato de gala en las celebraciones y de la vid, sembrada por manos milenarias, se ha podido extraer un cóctel mundial, nació la “Sierva de Dios” Melchorita Saravia Tasayco.
En su homenaje, todos los 06 de enero, miles de devotos se reúnen para agradecer a la grociopradina el milagro de permitirles volver cada año.
Cuenta uno de los familiares de Melchora, que a pocos metros de la Plaza Mayor del distrito de Grocio Prado, en la primera cuadra de la calle San Juan (actualmente pasaje El Peregrino), una niña de aproximadamente siete años doblaba las rodillas y pedía en oración por la salud de las personas. Aquella infante era Melchorita Saravia y desde su ermita fue creciendo su leyenda de gratitud y amor por el prójimo y por Dios, a quien había entregado su vida desde la adolescencia, al haber sido aceptada en la Tercera Orden Franciscana.
Melchorita, la tercera de cuatro hermanos, creció en oración y en su casa, hoy considerada uno de los recintos más importantes para los grociopradinos, donde se puede apreciar la cama donde ella descansaba, su manto de velo con el que acudía a las misas, muchos cuadros que reflejan su entrega a Dios, el altar donde rezaba y otros ambientes en material rústico que a pesar de los años sigues en pie y congregando durante todo el año a miles de devotos.
En la fecha del nacimiento de la Sierva de Dios, la Plaza Mayor de este distrito es abarrotada por personas que vienen desde distintas partes del país para poder encontrarse con Melchorita. Las colas doblan la plaza y a medida que llega el mediodía la distancia se hace más larga, pero esto no es impedimento para que los fieles esperen para entrar a la casa donde una vez caminó Melchora.
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Mientras la cola avanza hacia el pasaje El Peregrino, el obispo de Ica, Monseñor Héctor Eduardo Vera Colona, en la misa realizada en homenaje al nacimiento de la grociopradina, solicita a los creyentes que sigan sumando oraciones para que se pueda cumplir con el proceso de canonización de Melchorita Saravia.
La postulación para que Melchora sea considerada Santa se encuentra detenida porque, según el párroco de Grocio Prado, Javier Vera Zamora, resta un milagro que pueda ser comprobado.Con la comprobación la Sierva de Dios sería acogida por el postulado y se convertiría en la Santa de los pobres. Pedido al que muchos feligreses se han sumado y a través de oraciones vienen rogando por la canonización.
Testimonios de devotos. Tal es el caso de Antonio Rivera Cuzcano, natural de Cañete, que desde hace más de 20 años de forma ininterrumpida viene a visitar a Melchorita todas las fechas de su nacimiento, pues su salud no se deteriora desde que se encuentra apegado a las creencias de la grociopradina.
Lo mismo le sucede a René Chumbiauca Navarro, quien desde Lima dejó a un lado sus quehaceres y viajó sola a esta ciudad para poder ingresar a la ermita y pedirle a Melchora que siga cuidando a su familia, como lo viene haciendo desde hace tres años.
Asimismo, se encuentra en la inmensa cola de fieles Alejandrina Román Rodríguez. A ella, hace 12 años, un médico le diagnosticó una enfermedad maligna en su pierna y debido a ello se debía proceder a la amputación, pero esta dama natural de San Vicente (Cañete) señala haber conocida el don de Melchorita y al pedirle que su estado de salud mejore, el procedimiento quirúrgico no se tuvo que practicar. En la actualidad, Alejandrina tiene una ligera dificultad en la pierna y, aunque su avanzada edad deteriora sus pasos, sigue caminando para acercarse a la casa de oración, a cuya santa considera su sanadora espiritual.
En todo este cúmulo de fe y devoción, grupos de danzantes de Hatajo de Negritos hacen resonar sus campanillas y reúnen en la Plaza Mayor a los visitantes.
Las cuadrillas, que este año rindieron homenaje al nacimiento de Melchorita Saravia llegaron de los poblados iqueños Pachacútec y La Venta Baja, quienes mostraron sus destrezas ante los turistas locales.
También formaron parte de este regocijo los Hatajos de Sunampe, El Carmen y Grocio Prado; además se pudo escuchar los cánticos de los afrodescendientes, traídos por los coros del Hatajo de Pallitas de Eliza Milaní hasta la tierra santa, donde Melchorita estuvo hasta el día de su muerte.
Partida de la Sierva de Dios. A finales de año, en Grocio Prado, las campanas de la iglesia resonarán como lo vienen haciendo desde hace 65 años, al darse el anunció por la muerte de Melchorita Saravia, quien fue llevada hasta el hospital San José de Chincha al padecer cáncer. Esta enfermedad recluyó a la Sierva de Dios en el hospital desde octubre de 1951 hasta la primera semana de diciembre de ese mismo año, cuando en los pasillos de este sanatorio los gemidos de dolor de los pacientes se mezclaban con el lamento por la pérdida irreparable de una mujer bendita, que a pesar de las heridas no mostraba signos de sufrimiento, sino de orgullo al haber prestado su vida para servir con las prédicas y enseñanzas de Dios.