En esos programas se incluye necesariamente a las cerveceras para “reducir eficazmente mediante medidas aplicadas al grado” de alcohol que contienen las bebidas, y a las autoridades para que monitoreen “las características y las circunstancias en que se produce la ingestión, así como a los determinantes sociales de la salud.”
El consumo de
bebidas alcohólicas adulteradas, ilegales o chiviadas o bambas puede ser mayor peligro de lo que se cree. En algunos países de América Latina se bebe por todo, si perdieron o si ganaron.
Cuando en la euforia se adquieren esas bebidas, atraídos por el bajo precio, el bebedor podía estar tomando el trago más amargo de su vida. En el mundo en 2010, el consumo total de alcohol per cápita fue en promedio de 21,2 litros de alcohol puro entre los hombres, y 8,9 litros entre las mujeres, y en 2012 murieron 3,3 millones de personas por el uso nocivo del alcohol, señala la OMS.
En las Américas el consumo es de 8,4 litros de alcohol puro per cápita por año.
Para la OMS son diversas las consecuencias de esa ingesta dañina:
Carga sanitaria. (los hospitales se congestionan, no atienden o se presentan agresiones al personal de sanidad por parte de los borrachos.)
Causa más de 200 enfermedades y trastornos.
Causa enfermedades no transmisibles como la cirrosis hepática, algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares.
Discapacidad a una edad relativamente temprana.
En una embarazada puede provocar síndrome alcohólico fetal y complicaciones prenatales.
Incidencia de enfermedades infecciosas como la tuberculosis y el VIH/sida.
Pérdidas sociales y económicas.
Trastornos mentales y comportamentales.
Entre las medidas recomendadas por la OMS está la regulación de la venta a los menores de edad, que las bebidas no estén exhibidas maliciosamente para incitar a su compra, alto costo de las bebidas para no facilitar su compra, medidas para conductores ebrios y tratamiento a los adictos al alcohol, todo con el propósito de “salvar vidas, prevenir traumatismos y enfermedades y mejorar el bienestar de las personas.”
La estrategia mundial liderada por la OMS, para reducir el uso nocivo del alcohol, cumple seis años. El continente americano junto con Europa, tiene las tasas más altas de consumo de alcohol en el mundo.