Por: Eucadio Gutiérrez Solano  Profesor/Periodista

Hace más de 70 años se denunciaba la destrucción de los restos arqueológicos de Chincha, comenzando con Abelardo Alva Maúrtua, seguido por  Luis Cánepa Pachas, Clorinda Pachas, Adolfo Peschiera Gonzáles, los hermanos Juan y Manuel Medina Cañas, Aurelio Chacaliaza, Cesar Rosas, entre otros. Posteriormente se siguió con la campaña para detener la criminal destrucción de los yacimientos arqueológicos, a través del semanario Tinta de Chincha. Recientemente el arqueólogo Luis Huertas Camargo, ha seguido los pasos con otros jóvenes de su generación clamando por el cuidado y protección de  nuestros monumentos arqueológicos..

Huertas Camargo ha organizado varios eventos y ha hecho publicaciones defendiendo la riqueza arqueológica que tiene Chincha. Sumándose a esta causa el ex procerino Víctor Cruz Peña y otros amantes de la Cultura Chincha. A cada uno de los eventos organizados con tanto esfuerzo y comida gratis solo asistieron entre 10 a 20 personas, incluyendo los expositores. Una realidad escalofriante. Esta triste participación de los pobladores nos hace conjeturar que los “chinchanos pareciera que fuesen una banda de cretinos”, porque no les interesa la cultura, ni la educación. Viven como cualquier vegetal. No son conscientes de lo que sucede en su entorno.

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No es posible habiendo profesores de historia no se hayan presentado ni uno. Y habiendo decenas y decenas de los llamados comunicadores sociales, tampoco asistieron. Un hecho decepcionante para quienes luchan por la protección de los restos arqueológicos.

Últimamente dos personajes  de la Municipalidad Provincial de Chincha como Santiago Perona y Renzo Mora, han demostrado ser los enemigos del patrimonio cultural de Chincha, quienes abiertamente se opusieron a que se realice los “trabajos de investigación arqueológica” netamente superficial, sin tocar ni modificar el estado de los restos arqueológicos, sino hacer el levantamiento de su situación actual, vale decir su destrucción criminal de que son objetos. Si estos 2 personajes no entienden el valor de la cultura, ¿qué se puede pedir  a los demás ciudadanos?

El clamor de Abelardo Alva Maúrtua y los otros interesados no han sido escuchados. Desde esa época, hace unos 100 años, Chincha ha sufrido la peor destrucción de sus restos arqueológicos. Cerca del 60 por ciento de los monumentos arqueológicos de tipo monumental, han desaparecido. Manuel Mujica, Malpartida, Corbeto, entre otros como Tallo Masías, depredaron  importantes restos arqueológicos sin que nadie les diga nada. Si sabe que ellos sacaron gran cantidad de tesoro enterrado.

 

En Sunampe se ha destruido más del 80 por ciento de los restos arqueológicos. Desaparecieron por completo los restos de la Huaca de los Sotelos, la Huaca Chilena, incluso estuvo a punto de desparecer la huaca Muñante y Huaca Ortiz. Nadie detuvo la destrucción de la Huaca El Cumbe, patrimonio arqueológico de los antiguos comerciantes chinchanos, ahora convertido en zona agrícola. Increíble,

En Chincha Baja el ex alcalde Emilio del Solar Salazar fomentó la fundación de centros poblados sobre los restos arqueológicos. El actual alcalde sigue los mismos pasos. No hay pues interés alguno de conservar los restos arqueológicos. El Ministerio Público es una entidad cómplice de la destrucción.

Velasco Alvarado entregó extensas tierras a los campesinos, pero estos campesinos premunidos de la codicia y la ambición, lejos de proteger los monumentos arqueológicos terminaron depredándolos.

Huertas, Cruz Peña y otros apasionados por la cultura Chincha hacen mil esfuerzos para llamar la atención del pueblo chinchano, pero lo único que han encontrado es la indiferencia, el silencio y la complicidad. Complicidad vil de las autoridades con los saqueadores de los monumentos arqueológicos.

En la destrucción hasta los evangélicos son los causantes de la desaparición de los restos arqueológicos, como sucede con la secta satánica en Pallamarca, distrito de Grocio Prado. Los llamados hijos escogidos de Dios y profetas se han apoderado del yacimiento arqueológico de Pallamarca. Las autoridades están de adorno.

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