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Por: Ferrer Maizondo Saldaña - Doctor en Educación
huachosperu@gmail.com
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Diciembre época de balances. En Cieneguilla, Centro de Convenciones El Colono Inn, se realizó la Jornada de Evaluación e Integración año 2015 de la Dirección General de Gestión Descentralizada (DIGEGED) del MINEDU.
Clima cálido, paisaje de valles y quebradas que trepan al ande como dijera un destacado geógrafo. Buen refugio para espantar el estrés y alejarse del invierno capitalino que arrebató temporada a la primavera y no deja que el verano brille en todo su esplendor. Recomendaron llevar repelente, bloqueador, gorros y buen humor.
Con el desayuno arrancó la mañana. Platos de jugosa ensalada de cebolla abrió el apetito. Los de buen diente frotan las manos imaginando tamales o chicharrones. Sirven ensalada de frutas, yogurt y par de pálidos y tristes sándwiches de jamón con lengua de lechuga que clamaban auxilio.
El maestro de ceremonia presenta al Director General, quien brindó un panorama sobre los propósitos y razones de la Jornada; explicó, también, razones y motivos de la reubicación de espacios y la incomodidad de cajas que están como barcos abandonados por todo el piso. A su turno el Vice Ministro de Gestión Institucional testimonia su experiencia en otro ministerio y saluda el esfuerzo y dedicación de directivos y especialistas de la DIGEGED. Una broma sobre el brillo cerebral de los Directores, uno de los cuales se salvaba por tener abundante cabellera. Continuó hablando del Síndrome de Estocolmo de los Coordinadores Territoriales. Comentó información llegada a su despacho: el Director General de Gestión Descentralizada era un personaje que nunca sonríe.
La dinámica central fue el tendedero. En sobres blancos se plasman percepciones, graficando paulatinamente el rostro del colega de turno. Previo, cada participante coloca su nombre, gustos y deseos. A unos le deleita o cautiva la natación; a otros, la lectura; a aquellos, los viajes. Todos expresaron respeto por la naturaleza, vida sana y hábitos de niños buenos. La de cabellos de oro, rulitos u ondas de maravilla, manifiesta que le gustan los chocolates. Uno de los informantes de la presente crónica, lee con voz impostada que una señorita, cuyo nombre se reserva, escribió: “Me gusta comer rico”.
La pasarela de exposición de Directores se inició con el Director de Relaciones Intergubernamentales (DIRI). Continuó el Director de Fortalecimiento de Capacidades (DIFOCA). Concluyó el Director de la Dirección de Apoyo a la Gestión Educativa Descentralizada (DAGED).
En la última exposición (DAGED) hubo algunas frases que siempre serán recordadas. Están grabadas con el cincel de la ironía, dibujadas con los colores del entusiasmo, el humor y el ingenio. Se referenció a la hormona masculina, específicamente a la testosterona en el equipo de Regulación. Se recomendó al equipo de Modernización “ponerse de acuerdo”. Mientras comentaba el trabajo del equipo de Caracterización que está entretenida en la tipología de una de las instancias de gestión educativa descentralizada, y debiendo decir la UGEL deseada, de lo profundo del subconsciente le salió la expresión: la mujer deseada. El expositor justificó su intervención al desequilibrio emocional producto de la historia apasionada del primer beso que le contó la Coordinadora Territorial de Ayacucho en la dinámica el tendedero.
El almuerzo fue un potaje de gala, el plato andino por excelencia, la pachamanca. Carnes debidamente sazonadas, papa, camote, habas, choclo y la infaltable humita. El toque del sabor lo puso el ají en salsa con huacatay y queso, el japchi. De postre helados de varios sabores. Y, de sobremesa un café o mate y charla amena.
Mostrando soltura, desenfadados, todos posaron sonrientes para la fotografía colectiva que terminó con un saltito de triunfo, espontaneidad y felicidad. La cantidad y variedad de cámaras graficaron alegría, seguridad y confianza.
Un segundo informante hace notar que faltó considerar en el balance general lo productivo que ha sido la Oficina en cuanto a maternidad se refiere. Varias gestantes testimonian asertiva conclusión.
La jornada reservó espacio para el intercambio de regalos y halagos entre amigos secretos, muchos de ellos recién se conocen. El cronista no participa porque todos sus amigos son públicos.
De colofón, el Director General deseó a todos celebrar la fiesta navideña como buenos cristianos. Entregó premios a los ganadores del mejor espacio, e hizo notar que algunos se esforzaron en los arreglos navideños.
Fue una jornada que permitió conocer los resultados en función a los productos de las Direcciones; retroalimentar las actividades de gestión institucional del presente año; generar espacios de reflexión sobre las lecciones aprendidas; y, delinear las metas del siguiente año.