Esta es el fundo Chuna Punta, escenario de la crónica.

	Por: David Vilcapuma Gutiérrez Licenciado en Educación

Seguimos difundiendo la crónica de nuestro pueblo propiciando ilustrar a nuestros lectores con una nueva y original narrativa, desde las cumbres de nuestra santa tierra.

 “Crónica de la vaca perdida” del anexo de San Luis de Huañupiza, distrito de San Juan de Yánac, en la serranía de Chincha.

Doña Floriana, era una infatigable mujer que trabajaba cada día en el fundo de Chuna punta, un lugar vistoso donde criaba decenas de ganados vacunos, todos bien saludables y vigorosos.

Una mañana fría cuando el viento soplaba fuerte se asomaba al encerradero como cada amanecer, percatándose que la vaca llamada “Lunareja” no se encontraba en el corral.

Preocupada y muy entristecida correteaba Floriana, de un cerco a otro en su afán de rastrear los pasos de lunareja, sin encontrar ninguna señal por ningún lado, admitiendo la pérdida definitiva de la vaca.    

La novedad había corrido rápidamente por toda la comunidad, quienes rumoreaban que la vaquita perdida era el único medio de sustento de la familia, con su leche elaboraban quesos caseros, para su consumo y a la vez vendía, con las que sobrevivía por años.

Después de varias horas de búsqueda, la vaca fue encontrada moribunda, en las profundidades del abismo, había caído al barranco, al ver aquella escena doña Floriana, estalló en llanto desconsoladamente hasta desmayarse.

Al reponerse entre sollozos se dirigía a casa, amarrando con una soguilla al ternero que era la cría de lunareja y lo llevó arriando hasta el zanjón donde su madre agonizaba.

Lunareja aún en su agonía reconoció a su crío y bramó dos veces, en ese instante murió, el ternero se asomó temeroso a su madre ya sin vida y cogió la teta  mamando animoso por última vez.

Chincha, diciembre de 2021