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La educación peruana está en el sótano. No sirve. Es fiel reflejo del sistema político y económico, producto del neoliberalismo, y de la llamada “excelencia” educativa que instauró Fujimori seguido por Alan García y demás gobernantes, que de educación no saben cómo el gringo PPK, que hizo 2 estupideces, en corto tiempo, agudizando más el problema de la educación peruana, con el silencio cómplice del “Consejo Nacional de Educación”, Derrama Magisterial y el SUTEP, entre otros.
Hace 48 años que Juan Velasco Alvarado, puso en marcha la verdadera “Reforma Educativa”, única en la historia del Perú. Los demás fueron parches y remendones. Allí participaron 100 mejores intelectuales del país, y otros tantos docentes del ámbito nacional. Se trató de una reforma integral, cuyo fin fue la “formación de un nuevo hombre” para el servicio del País y del mundo. De tantos expertos recordamos a Salazar Bondy, Ricardo Morales, Walter Peñaloza… especialistas de primer nivel, donde tuvo participación Pablo Freire, con su propuesta “La educación liberadora”. De Chincha participaron Jorge Santiago Munayco, Enrique Tornero Quispe, Jorge Mejía, entre otros.
En esa época se diseñó la educación que necesitaba el Perú para salir del subdesarrollo mental, de la subcultura, alienación y crisis económica. Un verdadero modelo educativo para el mundo, como el caso de la puesta en marcha la “Educación Inicial”, defendida por Walter Peñaloza, y que después fue copiada por los países desarrollados.
Los gobiernos posteriores le echaron tierra, solamente por ignorancia y envidia política, porque el ejecutor de la “revolución educativa” fue un gobierno militar presidida por Juan Velasco Alvarado. En otras palabras, el trabajo de los 100 mejores intelectuales del Perú en materia educativa fue destrozada y descuartizada impunemente.
Hace unos días escuchamos que ciertos descubridores: matemáticos, en un abrir y cerrar los ojos, vía “abra cadabra”, habían descubierto cómo enseñar esta ciencia numérica, dejando en lado los métodos, llamados tradicionales. El proceso educativo no se hace por partes. Es integral, donde intervienen todos los elementos del quehacer educativo.
Un niño despierto nos alertó en el sueño en que nos encontrábamos rumiando y enseñándoles cosas que no les sirven. Una verdad, inocultable, pero silenciado y olvidado por los gobiernos, más ignorantes que el niño que protesta y reclama una buena educación.
¿Cuál fue el punto de partida del niño para desenmascarar la realidad educativa de su tiempo? ¿Por qué es una huevada?, la que se enseñaba en la escuela, donde él asistía para saber más, ¿y potenciar sus conocimientos que había recibido en su escuelita de inicial, de donde había egresado? Pues, a nuestro entender, el aprendizaje que llevaba era superior al que esperaba alcanzar. Para el nuevo inquilino de primaria era una “huevada” lo que le estaba enseñando allí, a pesar de ser el primer grado de primaria.
La escena se registró de modo siguiente: la madre le respondió a su profesora de inicial, sobre el aprendizaje de su hijo en el curso vacacional, que su vástago le había dicho que la nueva profesora les estaba enseñando “huevadas”, restando importancia la enseñanza de ese momento, porque el estudiante egresado de inicial ya sabía leer, escribir, sumar y restar, hablamos de un niño de 6 años. Se trataba de “huevadas” porque le estaban enseñando solo jugar y hacer dibujos, cuando él sabía muchos más, debido que la profesora anterior había profundizado sus estudios.
Es que, la ruta de aprendizaje actual solamente propende a jugar y dibujar, y está prohibido que los educandos lleven cuadernos y tengan temas para su casa. Si fuese así los docentes son sancionados o separados de la carrera magisterial.
En otras palabras la educación actual está diseñada para formar minusválidos mentales, donde se premia la pereza mental, y narcotiza la creatividad y la imaginación.
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